Clínica Cowell [ls]

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Pasaron un par de días antes de que todo el mundo estuviese lo suficientemente dentro de sus facultades como para seguir con una relativa normalidad.

Faltaban aún dos días para la vuelta de los psicólogos y psquiátras, ya que habían viajado hasta Londres para protestar contra la precariedad laboral y los bajos salarios, teniendo en cuenta la importancia de su trabajo. Ellos salvaban vidas.

Cuando acudieron al comedor, a la hora del desayuno, Harry pudo notar que la gran mayoría de residentes estaban felices de poder volver a juntarse con sus compañeros.

"¿ Estarán de coña ?", pensó el el ojiverde. " No puede ser posible que estos capullos se echen de menos entre ellos. Harry había estado mucho más a gusto encerrado en la habitación, con la presencia del irlandés, que fuera, donde se tenía que relacionar con el resto de residentes.

Era el hecho de estar obligado a conectar con el resto de personas lo que realmente le molestaba, no la gente en sí misma. De hecho, los demás residentes de la clínica no le molestaban lo más mínimo.

No estaba acostumbrado a tener que lidiar con la necesidad de tener a otras personas en su vida. Esa relación solo la había tenido con sus padres y, ambos, se encontraban ahora mismo a dos metros bajo tierra.

Lo que el rizado no sabía era que, tarde o temprano, él también necesitaría la compañía de alguien para ser feliz. Un británico de ojos azules.

Por la múltiple pelea vivida en el comedor, habían remodelado la disposición de las mesas. Ahora, las mesas eran de cinco, en vez de diez personas como anteriormente.

En la primera mesa, se sentaron Ashton y Zayn, enfrentados a Niall y Harry enfrente de Louis.

En la otra mesa, Shawn y Josh estaban sentados al lado, justo enfrente de Michael y Liam y Luke estaban sentados en los dos laterales.

Aquel día, les tocaba zumo de manzana y un par de galletas. El desayuno fue bien recibido por todos.

A decir verdad, no podían quejarse realmente del menú. La mayoría de platos estaban dentro de una dieta equilibrada y eran productos de la zona.

El principal fastidio para ellos era el ser, en su mayoría, adolescentes. Antes de ingresar, su dieta era muy diferente, normalmente. Comida basura, refrescos, comer entre horas. Todo lo que no era una imposición por parte de un tercero.

Otro problema con la comida era que muchos residentes eran adictos, tanto a las drogas, como al alcohol... Y una manera de reducir la ansiedad por el síndrome de abstinencia era comiendo.

Un ejemplo de ello era Louis. Cuando sentía la necesidad de drogarse y, no tenía nada a mano, ni podía recurrir a su camello o incluso a Taylor, se atiborraba de gominolas y bebidas energéticas.

Al entrar en la clínica, el ojiazul recordaba tener un aspecto lamentable los primeros días que estuvo ingresado.

Pálido y ojeroso, rogaba por un poco de maría. La primera semana fue realmente dura para él.

Empezó un tratamiento a base de pastillas, que le ayudaban un poco con la ansiedad, pero no era suficiente para su cuerpo que, tras diez años, había hecho de la droga una parte de sí mismo.

Tras terminar de desayunar, salieron al patio, seguidos por un grupo de enfermeros.

Cuando estuvieron todos repartidos por grupos, cada uno en su respectiva zona de deporte, un enfermero se acercó a su grupo.

- ¿ Sois vosotros los que vais a jugar al baloncesto?- preguntó, mientras varios de los chicos afirmaban con la cabeza.

- Bien. Como la mayoría de vosotros sabéis, de vez en cuando preparamos un torneo, para sacaros un poco de la rutina. Esta vez, os dividiremos en dos equipos y jugaréis entre vosotros. En total serán seis partidos; en caso de que quedéis empatados, serán un total de siete. ¿ Ha quedado claro? -

Todos asintieron. Louis se preguntó en ese momento si sería capaz de aguantar un duro entrenamiento físico. El síndrome de abstinencia le estaba carcomiendo y no se sentía lo suficientemente fuerte, ni psicológicamente ni físicamente para esto.

El enfermero señaló a Harry y le indicó que se colocase al lado suya.

- Tú vas a ser uno de los capitanes, Styles.-

Harry no tenías ganas para eso, pero tampoco las tenía para discutir así que se resistió y aceptó.

- Y tú, el de ojos azules. Sí , el bajito, acércate. Serás el otro capitán. - le indicó a Louis.

El ojiazul se sintió un poco cohibido, pero no tardó en conocerse al lado del enfermero, que les indicó que empezarán a elegir los equipos.

Ambos chicos se miraron a los ojos y empezaron con la selección. Harry fue el primero.

Luke, Zayn, Ashton y Niall fueron elegidos por Harry.

Louis escogió a Liam, Michael, Shawn y Josh.

Cuando los equipos estuvieron escogidos, el enfermero trajo una pelota y se sentó en un extremo de la cancha, ya que los entrenamientos siempre eran supervisados.

Louis y Harry se situaron en mitad del campo, con su equipo a la espalda, y se dieron la mano, en señal de pacífica rivalidad.

El ojiazul se sintió cohibido por la mirada del rizado, que se fijó en él cuando tocaron palma con palma.

Harry también observó la penetrante mirada de Louis, y quedó fascinado por los matices azules del chico.

Cuando lograron separarse tras unos segundos, que habían parecido horas, el partido comenzó.

Ambos equipos estaban muy igualados. La pelota iba y venía de una punta de la cancha a la otra, pasaba por unas manos y por otras, una canasta, otra y otra.

Graves respiraciones, gotas de sudor cayendo por la frente, aire grueso alrededor, fuertes pisadas en el suelo.

Cuando el partido estaba a punto de terminar, una mala pisada hizo que Liam terminase con el tobillo doblado, gimiendo en el frío suelo.

Zayn fue el primero en correr a su lado.

- Styles, ¿ eres gilipollas? - exclamó el moreno.

- ¡ Malik, esas formas! - dijo el enfermero.

- Si no hubiese sido por tu sucio pase, no se hubiera caído-

- Pero bueno, ¿ tú que eres aquí su novio para defenderle o qué te pasa? - exclamó el rizado, aparentemente irritado.

Zayn le dedicó una dura y nostálgica mirada y el ojiverde lo entendió todo.

Mientras llevaban a Liam a la enfermería, el rizado se acercó a Zayn y se sentó a su lado.

- Es tu novio, ¿ verdad? -