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Harry parpadeó un par de veces, al notar una fuerte luz sobre sus párpados. Se incorporó en la cama y logró abrir los ojos, dándose cuenta de que estaba en la enfermería . Recorrió la habitación con la mirada, hasta vislumbrar una tierna imagen. 

Un dormido Louis estaba acurrucado en un pequeño sillón. Tenía la boca ligeramente abierta y el pecho subía y bajaba en un lento compás. El pelo se desordenaba sobre su rostro, el cual estaba apoyado sobre sus delicadas manos. 

Harry no fue capaz de despertarle. Se quedó contemplándole hasta que el ojiazul fue dejando el sueño atrás y consiguió abrir los ojos, que se encontraron con los del rizado. 

- Despertaste- dijo, mientras se rascaba los ojos. 

Y Harry pudo jurar que se pondría de tono de llamada la voz de recién levantado de Louis. 

- ¿ Te encuentras bien?- le preguntó, mientras se acercaba a la camilla. 

- Sí, creo que sí. ¿ Qué pasó?-

- Al salir de la sala de visitas, te dio un ataque de ansiedad. Intenté tranquilizarte como otras veces, pero estabas demasiado alterado. Así que un enfermero te dio un tranquilizante y te trajeron a la enfermería. Te dije que te esperaría, por eso estoy aquí. - explicó. 

- ¿ Ataque de ansiedad? Espera, oh- 

De repente enrojeció, recordando el momento que compartió con el mayor. Había sido muy breve, pero se había sentido como horas. Y es que el tiempo es relativo. Un beso puede durar segundos y sentirse como horas y una clase aburrida de matemáticas, como días enteros.

- ¿ Estás bien Harry?- preguntó, al verle la expresión que mantenía.

- Sí, es solo que estaba recordando- logró articular. 

- ¿ El qué exactamente?- 

- El ataque de ansiedad, para ser concreto, como intentaste pararlo.- 

Esta vez el que enrojeció fue Louis. Había estado dándole vueltas a la manera en la que iba a afrontar este momento pero, ahora que estaba ocurriendo, no sabía qué responder. 

- Eh...yo...si... lo siento- tartamudeó. 

Harry sonrió ante el palpable nerviosismo del mayor. Se veía muy tierno. El rizado había llegado a la conclusión que todo lo que hacía Louis le parecía tierno. 

- ¿ Por qué tendrías que sentirlo?- 

- Porque me aproveché de ti y no debí hacerlo. - 

- ¿ Por qué lo hiciste?- 

- Porque no sabía que más hacer para que respirases bien y recordé que en varias películas uno de los protagonistas usaba este método para calmar un ataque de pánico-

- Louis, eso no es ni aprovecharte de mí ni de la situación. Simplemente lo hiciste para ayudarme y yo tengo que agradecértelo.- contestó, intentando que no se sintiera culpable. 

- Aún así, no es excusa. Además lo disfruté.- 

En ese momento, Louis supo que la había cagado. A veces las palabras salían de su boca más rápido de lo que deberían, sin haber sido analizadas correctamente. Esta era una de esas veces.

- ¿ Perdón?- 

- Nada.-

- Louis.-

- Harry.- 

- Repite lo que has dicho.- 

- ¿ Has visto que bien que están ordenadas estas jeringuillas?- 

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora