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- ¿Estás nervioso?- preguntó Louis, mientras acariciaba los sedosos rizos de Harry.

- Más de lo que pensaba que estaría. ¿ Y si no viene? ¿ Y si no somos capaces de completar el plan? ¿ Y si no es mi madre? ¿ Y si lo es? Demasiadas incógnitas sin resolver. No creo que esté preparado para enfrentarme a la última persona con la que comparto sangre, es lo único que me queda.- 

- ¿No te relaciones con nadie más de tu familia?-

- Nunca hemos tenido ningún tipo de relación con la familia de mi madre y mi familia paterna rompió el contacto en cuanto se enteraron de la situación de mi padre. No quisieron saber nada más ni de él, ni de mí.- 

- Que hijos de puta.- 

- Lo sé.- 

Louis se levantó de la cama, no sin antes plantar un suave beso sobre los labios de Harry, y empezó a vestirse poco a poco. 

Había cogido peso desde que ingresó, al menos seis kilos, y su cuerpo se veía mucho más sano y torneado. 

Las ojeras iban desapareciendo y ya no se le caía el pelo. 

Ahora su gran lucha era psicológica, mucho más que física. 

- ¿No echas de menos a tu familia?- preguntó de repente el menor, mientras imitaba el gesto de Louis.

- Tendría que pensarme mucho la respuesta, si te soy sincero. No los echo de menos, porque no los necesito y el dolor que me causaron sigue latente, pero me gustaría ver a mis hermanas, aunque sea una vez más. Explicarle todo lo que pasó, ya que no tengo ni idea lo que le dijeron mis padres exactamente.-

- Y apuesto a que no fue la verdad- 

- Por eso mismo quiero verlas y explicarles todo, tal y como sucedió. Además, necesito que sepan quien era realmente su hermano. Quiero que sepan que soy gay, que soy drogodependiente, que me intenté suicidar, que la época de depresión que tuve no fue por que me echasen del equipo de fútbol como les dijo mi padre, sino por la sobredosis que mató a mi mejor amiga. Siento que si no conocen eso sobre mí, no me conocen realmente. Y no me gusta ser un desconocido frente a mis hermanas.- 

- ¿Y qué te está deteniendo para no verlas?-

- Mi maldita cobardía, ya lo sabes.-

Harry se acercó al mayor y sus miradas conectaron, como siempre hacían. El verde junto al azul. 

Le acarició la espalda suavemente y dejó que apoyase la frente en su pecho. 

Cada vez que sentían la piel del otro contra la suya, una brisa de paz les invadía el cuerpo, como una corriente eléctrica dentro de ellos.

No necesitaban nada más que eso.

- No eres cobarde Louis, no sé cuantas veces te lo tengo que repetir. Solo necesitas un pequeño empujón para afrontar lo que necesitas afrontar. Para ver a las personas que necesitas ver. Para hablar de lo que debes hablar. Y yo estaré allí donde lo necesites, sosteniendo tu mano y haciéndote saber que todo estará bien.- 

- No sé como agradecerte todo lo que haces por mí. Por enseñarme lo que es amar.-

Y sus labios se volvieron a encontrar, como las olas a la orilla, como el sol a la luna. 

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- Harry, ya sabes lo que tienes que hacer- dijo Elisabeth, mientras le entregaba un uniforme de cocina- Confío en ti.- 

- Gracias, espero que todo salga como está previsto.-

- Rezo por ello.-

El chico asintió y se adentró en uno de los baños que se encontraban en ese ala. 

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora