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HARRY POV.

Entré sonriente a la pequeña sala donde llevaba más de dos meses recibiendo terapia.

El lugar donde mis demonios internos salían a la luz y donde las úlceras sanaban. 

Un sitio decorado con la intención de hacer sentir a los pacientes como en casa. 

Porque la mayoría de las personas que estábamos aquí creíamos no tener un hogar. 

Siempre se nos ha inculcado que un hogar es algo material. Una casa. Un apartamento. El lugar donde vives con tu familia. La habitación donde vuelves tras un duro día de trabajo o donde tienes guardada toda tu ropa. 

Eso es una idea errónea. 

Porque un hogar son personas. 

Alguien que te cuida, alguien que te protege, alguien que te proporciona apoyo incondicional, alguien que te saca las mejores sonrisas y quien te seca las peores lágrimas, alguien que te hace sentir querido, alguien que te da seguridad y te ayuda a quererte a ti mismo. 

El barco de tu brújula, el ancla de tu cuerda, la rosa de tu daga, la taza de tu café, el corazón de tu flecha, las comillas de tus miedos, los clavos de tu herradura, la sirena de tu océano, el fuego de tu cerilla, el relleno de tu corazón. 

Y ese alguien puede ser un familiar, un amigo, una pareja, un ídolo, una mascota. 

No debemos juzgar a la gente por la persona a la que llaman hogar. 

- Buenos días Harry. ¿ Cómo te ha ido la semana?- me preguntó amablemente la doctora Smith. 

Siendo sincero, la relación con mi psicóloga no empezó de la mejor manera. Yo estaba cerrado a cualquier cosa que tuviese que ver con expresar un ápice de mi vida, mi pasado, mis sentimientos.

Pero, poco a poco, me fui dando cuenta de que realmente se interesaba por mí como paciente, no solo por el hecho de que le pagaban por atenderme. Le importaba a alguien que no conocía de nada. 

Eso era algo nuevo para mí, me sentía abrumado. 

Con el tiempo aprendí a sobrellevarlo y conseguí abrirme totalmente a ella. 

Y ahí me encontraba, preguntándole sobre las notas de su hijo mayor y como se encontraba su madre, enferma de cáncer. 

- La semana ha sido más de lo mismo, nada nuevo.- 

- ¿ Más de lo mismo como antes de lo de Louis o de después?- 

- Igual que el último mes prácticamente.- 

¿ Le conté a la doctora Smith lo que pasó con Louis? No tuve otra opción. 

Empezó a verme más sonriente, más hablador y más abierto. Me preguntaba sobre mi vida diaria y nombraba mucho al chico. Estaba más calmado y no me comportaba como un capullo con ella. 

Así que un día me preguntó sobre Louis y las mejillas color bermellón me delataron. Tuve que contárselo todo, con lujo de detalles. 

Y, a partir de ahí, me preguntaba sobre él y yo le respondía con ganas, siempre con una sonrisa tonta en la cara. 

- Me alegro mucho, Harry. Todavía no eres consciente del gran cambio que estás teniendo. Sigues teniendo días malos, como es normal. También con tus pesadillas y has tenido algún que otro ataque de pánico. Y se te nota cuando esto pasa, ya que te comportas muy mal con los demás- 

- Como un completo imbécil, lo sé- le interrumpí- Intento evitarlo, pero me es imposible la mayoría del tiempo. Suena egoísta, pero si yo no estoy bien, ¿ por qué los demás alrededor mía sonríen? Eso es lo que siento y por eso me comporta de esa manera.- expliqué, decepcionado conmigo mismo. 

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora