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HARRY POV
Me adentré en la sala en la que la doctora Smith me  estaba esperando. Le saludé  con un leve asentimiento de cabeza y me  senté frente a ella. 

- Buenos días Harry-

- Lo mismo digo, doctora Smith.-

- Fuiste finalmente a la biblioteca, ¿no?-

- Así es. -

- ¿ Y qué tal?-

- Como no sabía nada sobre libros ni como buscar algo que me gustara, le pedí ayuda a Louis para que me ayudase. Me terminé llevando Como Matar a un Ruiseñor. -

- Me encanta ese libro. Ese tal Louis, ¿ es tu compañero de habitación?- 

- No, ese es Niall Horan. Louis llegó prácticamente al mismo tiempo que yo. Ingresado por adicción a las drogas. Es un buen chaval- explicó.

- No tengo el placer de tratarle yo. ¿ Es el que viene contigo?- 

- El mismo. Creo que está con un tal doctor Brown.-

- Sí, es un buen profesional.- 

- Y dime doctora, ¿ qué trauma vamos a tocar hoy?- pregunté  con mi  personal sarcasmo.

- Pues fíjate Styles, el trauma que he elegido para hoy es la enfermedad de tu padre- respondió con mi mismo tono.

- ¿ Qué quieres saber sobre eso? No creo que sea relevante en mi caso.-

- Harry, la persona que ha estudiado psicología aquí he sido yo y sé lo que es relevante y no. Necesito conocer cada parte de tu vida para poder ayudarte y darte un tratamiento. Pero, para eso, necesito tu colaboración- dijo, sin levantar ni el tono ni la voz.

Bajé  la cabeza y asintí. No quería dificultar las cosas, pero tampoco me gustaba verme obligado a hablar sobre temas como este. Nunca había podido hablar sobre mis problemas o cualquier cosa que me inquietase y ahora me  sentía abrumado al poder hacerlo sin ningún tipo de tabú. 

- Tu padre fue diagnosticado con ELA- continuó.

- Así es-

- Háblame un poco sobre la enfermedad y como os lo explicaron al principio del diagnóstico, si eres tan amable-

- Las siglas significan esclerosis lateral amiotrófica y es una enfermedad que afecta al sistema nervioso y la médula espinal y hace que pierdas el control muscular. Los primeros síntomas que tuvo mi padre fueron debilidad general, sobre todo en las extremidades . También tenía calambres musculares y, de vez en cuando, le costaba hablar. Tras alargarse estos síntomas durante un tiempo, decidimos ir al médico. Le hicieron varias pruebas y nos dieron el diagnóstico. Le dijeron que lo suyo era genético y que no había sido provocado por agentes externos, como el tabaquismo o exposición a toxinas. Nos dijeron que aquello era irreversible y que no se podía luchar contra ello, como mucho retrasarlo. Le dieron una serie de pastillas y, con el tiempo, empezó a ir a un fisioterapeuta. - 

- ¿ Cómo fue avanzando la enfermedad?-

- El avance fue progresivo y a una velocidad media. Las síntomas fueron aumentando poco a poco.  La torpeza fue aumentando, las extremidades, sobre todo las muñecas, le fallaban con mayor frecuencia, le empezó a costar hablar y comer. Acabó en una silla de ruedas. Se alimentaba a base de suero que se le administraba vía intravenosa. Al final, dejó de hablar y necesitaba un tanque de oxígeno para poder respirar. Murió de un paro cardíaco. Es una enfermedad muy jodida, tanto para el enfermo como para el que le rodea.- 

- Si tuvieras que escoger un sentimiento que describa como te sentiste a lo largo de toda la enfermedad, ¿ cuál sería?- 

- Frustración- 

- Explícame el porqué-

- Me pasé los años viendo como mi padre se moría. ¿ Cómo no iba a estar frustrado? No podía hacer nada y sabía que aquello no iba a mejorar. Estaba viendo a la persona que más quería en este mundo, mi apoyo vital,  deteriorase ante mis ojos. Eso si, él nunca perdió la sonrisa hasta que las facciones de su cara no respondían a su voluntad, que acabó en una mueca. Él sabía que yo estaba sufriendo y  me frustraba, porque no podía sentirme de otra manera, era como una falta de respeto. Y él sufría incluso más al verme así. Me frustraba no poder ayudarle, me frustraba no poder menguar su dolor, me frustraba al no poder traer a mi madre de vuelta, me frustraba ver como mis notas bajaban, me frustraba tener que ir a trabajar en vez de disfrutar de mi adolescencia, me frustraba al escuchar las malas noticias del médico. Y sigo frustrado por no haber podido traerle de vuelta- 

Alcé la cabeza y descubrí a la doctora Smith con una lágrima deslizándose por su rostro. 

- Lo siento Harry, nadie debería sufrir de esa manera- 

No sabía que pensar, no era normal que tanta gente tuviera compasión de mí, era algo que me provocaba una similitud a un insulto. El pulso me subió  y la respiración empezó a acelerarse. No sabía que sensación era aquella. Tristeza, rabia, miedo. Todo a la vez. 

- ¿ Ahora qué pasa, que le importo a todo el mundo? ¿ Ahora le gente llora por alguien indeseable, sin futuro ninguno?- exclamé.

- Harry no hables así de tí mismo- 

- Me da igual lo que usted me diga, no eres mi madre. El problema es que ella tampoco está aquí para decirme nada. ¿ Sabes por qué? Porque la zorra se estaba follando a otro hombre. Me dejó por el supuesto amor de su vida y la gilipollas se mató.- la situación se estaba saliendo de control y el ambiente estaba cada vez más tenso- ¿ Lo entiende doctora? Se mató, está muerta. Sí, dos metros bajo tierra, igual que mi padre. ¿ Por qué Dios, al que tanto le rezo usted, me lleva de una puta vez? - 

Me estaba ahogando. Necesitaba aire. No me podía relajar. El pecho me iba a explotar. Todo estaba mal. Muy mal. La situación se me  había ido de las manos. 

- Aire- susurré,  mientras salía al pasillo. 

El ojiazul se encontraba allí, sentado en el suelo, esperándome.

- ¿ Harry?- exclamó, al verme en aquel estado.

Cubierto en sudor, pelo revuelto, respiración acelerada, ojos fuera de sus órbitas y lágrimas bañándome el rostro. No dudó un segundo en levantarse y correr hacia mí.

- Harry, ven, respira.- me indicó, mientras me ponía una mano en el estómago y otra en el pecho- Mírame a los ojos  y lleva el aire a tu abdomen. Sí, así. Venga, poco a poco. - 

Con ayuda de Louis,  me fui calmando y logré  controlar la respiración. Me separé lentamente de él  y Louis pudo distinguir el dolor que mis  ojos expresaban y la cascada de lágrimas que me cubrían el rostro.

Louis me envolvió con sus brazos y apoyé la cabeza en su hombro, mientras que él colocaba la mano en mi nuca.  Me permitió llorar sobre su hombro todo lo que me hizo falta, hasta quedarme sin lágrimas. Tenía fuertes espasmos a causa del llanto y Louis los intentó parar acariciándome la espalda. Logró conseguirlo. 

- ¿ Estás mejor? - me  preguntó, a lo que le  respondí con un suave asentimiento. 

Volvimos  fundirnos en un abrazo, piel contra piel. 

¿ Cómo era posible que se pudiese sentir el dolor de una persona a través de un abrazo? 

No tengo la respuesta, solo sé que Louis lo estaba haciendo.

Y fue capaz de reconfortarme como nunca nadie lo había hecho.

Clínica Cowell [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora