Capítulo 99

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"Sentimientos secretos correspondidos"

Harry no estaba seguro de cuánto tiempo había pasado, y en parte, no deseaba realmente saberlo. 

La cabeza le dolía luego de tanto llorar, apenas y podía mantener los ojos abiertos sin sufrir por la migraña. Sentía los párpados hinchados y tenía la sensación de que su rostro estaba rojo, aunque ni siquiera podría decir si era por el llanto, por el frío, o por la vergüenza... 

Estaba sentado en medio de los gemelos justo en ese momento. Fred había conjurado algo para no estar sobre el suelo, una especie de manta, suponía, no tenía idea, quizá la había transfigurado. George le había dado su sudadera, porque por algún motivo, no había sentido nada de frío hasta ese momento: salir de noche en pleno invierno sin nada de ropa era una muy mala idea. 

Muy a su pesar, disfrutaba de la situación. 

No se atrevía a hablar, por lo que solo miraba el suelo, notando recién las manchas de sangre apenas visibles por la oscuridad que había dejado a causa de las lesiones en sus pies. Otra vez, ni siquiera había notado el dolor por los pequeños cortes que le habían hecho los cristales antes.

Escuchaba vagamente a Zar, sabía qué le decía: su serpiente no entendía el concepto de «suicidarse», así que no sabía lo que había estado a punto de hacer, solo trataba de darle alguna especie de sentido a su agitación emocional... Y realmente, Harry tampoco entendía lo que había estado a punto de hacer. 

Nuevas lágrimas silenciosas caían de vez en cuando. Si Fred y George no hubieran llegado cuando lo hicieron...

Les hubieras hecho un favor. 

Más y más sentimientos caían en forma de gotas saladas por sus mejillas, perdiéndose al hacer contacto de la tela. 

De repente lo entendía menos que antes. Si estaba apunto de hacerle un favor a los demás, ¿por qué estaba tan aliviado de que alguien haya llegado a tiempo? ¿Era tan egoísta que en realidad estaba deseando eso, incluso mientras pensaba que les haría un favor al simplemente desaparecer? 

Saltó cuando sintió que alguien le estaba tocando la mejilla, y se dio cuenta de que Fred estaba tratando de limpiar las lágrimas de su rostro. Sentía la piel irritada, pero apreció, por primera vez en su vida, realmente apreció el tacto de alguien más.

  —¿Quieres hablar, Harry? —preguntó muy suavemente. 

Otra vez, la culpa se asentó en su pecho por disfrutar, aunque sea un poco, la situación.

No era solo por haber estado deseando en el fondo que alguien fuera a detenerlo, deseo del que ni siquiera estaba consciente hasta que alguien llegó a detenerlo... Sino porque estaba contento de que hayan sido ellos quienes lo detuvieron. 

Él ya lo sabía, Merlín, lo sabía desde hacía poco más de dos meses, en realidad, y sospechaba que el sentimiento venía incluso de antes... pero se negaba a creerlo, a aceptarlo... porque tenía miedo. 

¿Qué tan enfermo debía estar para enamorarse de dos personas a la vez? Peor aún, de dos hermanos gemelos. 

«Los maricas son la escoria del mundo». Eso decía Vernon Dursley... Harry no le creía, claro.

Padfoot y Moony estaban casados desde hacía años, bueno, casados era decir mucho, nunca tuvieron una ceremonia como tal, pero estaban enlazados de alguna forma equivalente al matrimonio, y estaba casi seguro de que era lo mismo para sus padres, Regulus y Severus. Ninguno de ellos podría ser «la escoria del mundo», Harry no lo creía así. 

Insecurity [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora