Capítulo 105

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"Charlas sinceras"

A veces, Harry tenía momentos en los que simplemente recordaba cosas, la mayoría no eran muy agradables porque, bueno, no es que tuviera muchos recuerdos bonitos tampoco. 

Estaba seguro de que el psicomago le había explicado que era normal si eso pasaba, porque incluso sin decirle nada, él había notado que a veces se perdía en su mente, no siendo difícil adivinar en lo que pensaba; era normal porque parecía tener algo llamado «estrés postraumático». 

Él era demasiado curioso, así que no se había quedado sin leer al menos cinco páginas en internet que hablaran sobre el tema, y desgraciadamente, sentía que iba muy bien con él.

En lo personal, Harry ya no se sentía tan abrumado por esos recuerdos como cuando era más pequeño, que eran momentos en los que terminaba llorando. Ahora era casi... habitual. No tanto porque recordara muy a menudo, sino porque sus pesadillas eran tan constantes que a veces no sabía si había soñado con ello o había tenido un flashback, confundiéndolo de sobre manera por la disociación.

Sin embargo, no era eso lo que le molestaba en esos momentos... Sino el hecho de que se había vuelto aún más regular desde que estaba sintiendo las emociones de Voldemort. 

Si él estaba enojado, Harry recordaba un momento donde él se había sentido molesto. Si estaba decepcionado, él recordaba un momento en el que se había sentido así. Los momentos en los que estaba feliz eran los más tranquilos, porque recordaba algo alegre en su infancia... aunque seguramente otros no considerarían que estar en la enfermería siendo tratado amablemente debería ser considerado un momento alegre.

No recordaba casi nada que tuviera que ver con Hogwarts, algo que en realidad no le extrañaba mucho. Sabía que era normal que recodara más la casa muggle en la que creció, ya que probablemente fue ahí que comenzó a desarrollar aquel trastorno. Claro, Hogwarts había aportado lo suyo... pero para Harry era distinto. 

Y era por eso, que seguramente si otra persona fuera la que sentía lo que Voldemort sentía por momentos, dudosamente podría identificar lo que pasaba.

«Miedo».

Pero no el miedo que todos conocían, que todos sentían... 

Como Harry lo veía, había muchos tipos de miedo... y aunque pareciera contradictorio, o incluso estúpido, para él los más importantes eran tres: a lo desconocido, siendo el más común. A lo que uno comprende, que podría ser la causa de muchas fobias, como la aracnofobia o verminofobia, incluso la misofobia. Y la peor de todas... a lo que uno no entendía. 

Podría parecer que el miedo a lo desconocido y a lo que no se comprendía eran iguales... pero Harry no lo creía así. 

Él temía a Voldemort, sí, pero él entendía lo que quería hacer: matarlo. Era algo que se esperaba, no era difícil de entender. 

También temía a las multitudes, especialmente en lugares abiertos, pero porque desconocía lo que podía pasar en esos lugares. 

Pero a los Dursley les había temido... porque no los entendía. 

Harry sabía que podían dañarlo y cómo podían hacerlo, conocía muchas formas... pero no sabía porqué. 

Él no había entendido porqué lo lastimaban, a pesar de las reglas que eran para evitar «castigos», como no reír, no llorar, no gritar, no preguntar... seguramente de haber podido, su tío le hubiera prohibido respirar —no es que no lo haya intentado, pensaba mientras se frotaba el cuello inconscientemente—, pero había veces en las que estaba seguro de no haber roto ninguna regla, y aún así, él terminaba castigado. 

Insecurity [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora