Capítulo 147

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"El comienzo del Juicio"

—Abandonen el castillo, ahora.

Todo el mundo se quedó en completo silencio, mirando entre la confusión, el miedo, y el escepticismo a su actual director.

—¿No me oyeron?

El movimiento pareció casi sistematizado, la forma en la que todos se levantaron al unísono de sus asientos, el sonido de las bancas siendo arrastradas hacia atrás hizo que Harry hiciera una mueca, que hizo a más de uno temblar en su lugar. 

—Abandonarán el castillo en orden, los trasladores estarán preparados para enviarlos lejos de aquí, irán en grupos de cinco. 

Nadie se movió, pero antes de que Severus fuera capaz de decir una nueva orden, un estudiante, Ernie, levantó la mano.

—Disculpe, señor... ¿Por qué abandonamos Hogwarts?

El estrechamiento de ojos del director fue suficiente para que Ernie bajara el brazo y, muy aparentemente, se arrepintiera de haber preguntado. 

—ED, quédense. El resto, váyase de aquí, ahora.

Alecto habló fuerte y claro, la última palabra saliendo en un tono peligrosamente parecido al parsel. 

Esta vez, la orden fue acatada al instante, mientras unos pocos alumnos se quedaron atrás, confundidos, asustados, y solo uno de ellos, completamente erguido en toda su altura, seguro. Y un poco más lejos, una rubia quien no parecía siquiera estar acompañándolos en ese plano. 

Harry sonrió  cuando las puertas del comedor se cerraron tras el último estudiante, el grupo mayor siendo escoltado por los profesores de Hogwarts que no eran jefe de alguna casa. 

No le sorprendió que Zacharías Smith haya abandonado el lugar. 

Los pocos estudiantes que habían quedado en el salón se quedaron estáticos cuando Alecto Carrow, fiel seguidora de Voldemort, se bajó de el ligero desnivel que separaba la mesa de los maestros de las de los alumnos, solo para caminar y hacia Neville Longbottom, quien en lugar de retroceder, se acercó a su vez a la maestra, quien le sonrió, haciendo palidecer al resto. 

—Lo has hecho genial —dijo finalmente.

Neville sonrió cuando vio, con una fascinación extraña, cómo la poción multijugos perdía su efecto, a la vez que Harry levantaba su conocida varita de pluma de fénix para transformar sus ropas a unas más cómodas, quitándose la túnica para quedarse con la ropa que hacía tiempo le había entregado a sus compañeros para la batalla. 

La reacción rápida de Regulus, quien también comenzaba a revelar su verdadero rostro, fue lo único que salvó el ruido que se armó en el Gran Comedor cuando los estudiantes comenzaron a gritar al ver a Harry allí. 

Él no era ajeno a las supuestas noticias de que había dejado el país, de que había huido en pos de conservar su propia seguridad. 

Por eso, saludó, sin importar la incomodidad fantasma, con abrazos y apretones de manos a sus compañeros que se habían quedado, cada uno más feliz que el anterior de verlo allí. 

Y como si alguien hubiera apagado el interruptor de golpe, un solo aplauso de la profesora McGonagall los devolvió a la realidad, y Harry suspiró, deseando que esa alegría pudiera durar aunque sea solo un segundo más. 

—Lo lamento, muchachos, pero hay mucho que hacer. 

Harry le sonrió, y asintió. 

La explicación era clara y concisa: ese día iniciaría la batalla que lo definiría todo. 

Insecurity [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora