Capítulo 92

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"El miedo no se va, incluso si un amigo vuelve"

Severus miraba, con cierta preocupación, hacia la mesa de sus serpientes, buscando cierta cabellera despeinada, pero que era evidente que no estaba allí.  

Había ido la noche anterior a entregarle algunas pociones a Poppy para el ala del hospital cuando ya habían pasado ya unas dos horas desde el toque de queda, pero se había encontrado con Harry allí, hablando con la medimago sobre algo que no entendió en ese momento, al menos no hasta que vio que tenía una poción en sus manos. 

Harry se puso terriblemente nervioso al verlo y trató de entregarle de nuevo la poción a la mujer, aclarando que estaría bien. Severus frunció el ceño cuando reconoció la poción como una para dormir sin sueños, y comprendió también el nerviosismo del niño, que poco tenía que ver con el hecho que estuviera fuera de la sala común fuera de horario. 

Se suponía que Harry no tenía que tomar pociones para dormir o para la ansiedad muy seguido, puesto que podía generar una adicción a estas. Si había ido a la enfermería a pedir alguna, o hacer cualquier mención a que la necesitaba, era evidente que estaba sufriendo más que nunca por esas horrorosas pesadillas que tenía. 

Probablemente, temiendo que sea castigado de cualquier forma por estar buscando una poción, Harry trató de devolverle la poción a la mujer, como si se arrepintiera de haber ido a buscar una en primer lugar. Era más que evidente que Harry no estaba teniendo en cuenta que si la sanadora había accedido a darle la poción era porque le había hecho un chequeo para estar segura de que era necesario administrarla. 

Severus tuvo que admitir que era la primera vez que veía lo mal que se veía su hijo, y dado que solía vigilarlo durante el día, supuso que siempre estaba cubriéndose con algún tipo de glamour que evitara que los demás vieran su condición. Harry estaba demasiado pálido, y tenía unas ojeras demasiado notorias como para ser solo de una o dos noches sin dormir... Merlín, dudaba que siquiera fueran de una o dos semanas. 

Tuvo que calmar al adolescente y decirle que estaba permitido que tomara una poción si era muy necesario, y a justar por su apariencia, lo era. Al menos con ese comentario sus mejillas se tiñeron de rojo, pero asintió y aceptó de nuevo la poción, soltando un largo suspiro que denotaba más alivio de lo que debería, estaba claro que no quería tener que renunciar a tomar la poción. 

Ni siquiera debía encontrar extraño que Harry estuviera tan alterado o cansado de sus pesadillas, después de todo, no hacía mucho que había pasado Halloween, época en la que siempre tenía un humor horrible. No era algo sin justificación, después de todo, ese era probablemente el único año en el que no ocurrió alguna locura ese día. 

Cuando le dijo que fueran a su despacho, tuvo que asegurarle varias veces que no era porque estaba en problemas, sino porque pensaba que le haría bien un lugar vacío para descansar, y allí no sería molestado ni nada interrumpiría su sueño. Aunque avergonzado, Harry aceptó, lo que una vez más, delató lo cansado que estaba de no tener una noche decente de sueño.

Fue una sorpresa cuando Harry se disculpó con él, y al no entender sus razones, él dijo que lamentaba ser tan inútil con la oclumancia, sin poder evitar que los sueños le nublaran la mente. 

Parecía que nunca iba a lograr que Harry entendiera que él no era malo con la oclumancia, al menos no porque no tuviera el talento o la habilidad para lograrlo. Si no podía con la oclumancia, era a causa de que sus emociones eran demasiado intensas, además de que podían llegar a ser volátiles, por así decirlo. Las había reprimido durante años, así que ahora que, sea por cual sea el motivo, se permitía sacarlas, no era capaz de controlarlas porque no sabía lidiar con ellas, al menos no del todo. 

Insecurity [Parte II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora