Capítulo 33

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__________ Ransome realmente no había estado más confundida que en ese momento, sintió como su piel estaba terriblemente erizada mientras una oleada de escalofríos recorría cada rincón de su cuerpo. No estaba soñando, estaba claro que no, ni la pesadilla más cruel podría compararse a eso que ella estaba viviendo. Es que nadie podía ser más cruel que su propia madre. Pestañeó y observó hacia la puerta, estaba segura que el gorila aquél que la cuidaba no había movido su enorme cuerpo siquiera un milímetro, calculó sus posibilidades de huir de ahí y comprendió nuevamente que eran prácticamente nulas. Era más probable la posibilidad de que un rayo la partiese en ese precioso día que le regalaba la madre naturaleza y que le volviera a caer otro más y otro más antes que poder burlarse de su destino.
Se dirigió vacilante hacia la puerta, pegó su oído a la madera y blasfemó al escuchar un sepulcral silencio. Llevó su temblorosa mano al picaporte y esperó, el frío metal le había enchinado incluso más la piel. Estaba aterrorizada, incluso más que la primera vez que había visto una película de miedo sola en una cerrada noche carente de luna y estrellas. Dio un respiro y comenzó a girar con gran lentitud el picaporte. Sabía que estaba cometiendo un craso error que conllevaría serias consecuencias, pero nada se podía comparar a lo que le esperaba en menos de un cuarto de hora, eso sí que era un destino incluso peor a la muerte.
Abrió con aparatosa lentitud la puerta pidiendo al cielo no emitiese chirrido alguno, estaba abierta lo suficiente como para poder observar a través de ella, lo primero con lo que sus ojos se toparon fue con el gigantesco hombre que reposaba a un lado ligeramente adormilado. Lo observó y sus esperanzas de escapar de él bajaron a su totalidad, era casi como querer detener la lluvia con sus manos, ¡imposible!
Se molestó, si había algo que caracterizara su cambiante carácter era el hecho de que para ella no había imposibles, pero ¡por todos los cielos! ¿Cómo demonios pretendía derrumbar a esa torre humana que tenía el aspecto más duro que había visto en toda su vida? Lo observó nuevamente buscando algún punto débil en él, pero nada, parecía traer un blindaje justo para ella y los peligros que ella podría representar, vaya que su madre la conocía perfectamente y no se había equivocado en absoluto al contratar a esa mole.
Coaccionó a su cerebro exigiéndole una idea contra aquél monstruo, incluso recorrió a las técnicas utilizadas en las películas y libros, pero ella no tenía ninguna arma, ni aparatos ingeniosos como los de Sherlock Holmes, ni la fuerza de Hércules… ni siquiera un abanico como el de Mulán. Resolló y regresó a su cama, se sentó y fortuitamente su vista se clavó en su bolso que había llevado a Mónaco. De repente una idea brillante invadió su sonriente rostro. Se dirigió con presuroso paso a su única esperanza de escape, buscó entre sus revueltas cosas el arma perfecta y rogó para que aún sirviese. Extraje un pequeño frasco similar a un desodorante en aerosol y casi ríe al recordar la última vez que lo había usado, deseó repetir aquella escena. Lo agitó comprobando que aún había lo suficiente como para cegar momentáneamente a su celador y celebró cuando comprobó que había incluso más. Regresó a la puerta invadida por la emoción y abrió muy suavemente la puerta.
De repente la mirada del enorme hombre se posó en ella haciéndola temblar, estuvo a punto de regresar corriendo al interior y cerrar la puerta de nuevo, pero recapacitó, no había estrujado su cerebro para después darse por vencida sin siquiera intentarlo. Extendió su mano directo a sus ojos y presionó el botón que accionó el frasco esparciendo el gas pimienta directo a la macabra mirada del sujeto. Lo escuchó berrear provocándole que su corazón retumbara cientos de veces por segundo, pero no se detuvo, levantó su vestido para no tropezar con él y echó a correr despavorida por los pasillos de su mansión, vaciló. Tenía pensado ir con Chris para implorarle escapasen, pero dudó si había tiempo suficiente antes de que aquél gigante se recuperase un poco como para seguirla. Se detuvo justo frente a una puerta y la abrió.


-¡Chris! – gritó haciéndolo brincar asustado interrumpiendo sus labores en el moño de su garganta que era la única prenda que le faltaba, _______ ignoró lo atractivo que lucía su tío - ¡Corre! – Chris sonrió complacido, no hacía falta que ______ le explicase lo que acababa de hacer, lo adivinó de inmediato, de hecho para su gusto ella ya se había tardado en efectuar un macabro plan para huir. Comenzó a correr tras ella.

-¿Cuánto tiempo tenemos? – comenzaron a dirigirse directamente al garaje quejándose del tamaño de la enorme mansión Ransome.

-No lo sé – dijo ______ con su respiración entrecortada luchando con sus tacones – Al parecer el gas pimienta no dura mucho, quizá ya viene tras nosotros – ambos aumentaron su velocidad ante sus palabras - ¿Tienes las llaves del coche?

-Sí – dijo mientras se cercioraba en un bolsillo de su pantalón.

-Excelente – ella sonrió.

-¿Ya te dije lo hermosa que luces? ¿Quién imaginaría que incluso te verías inofensiva y virginal tras ese vestido?

-No ahora, Chris.

-¿A dónde vamos?

-No lo sé, Rusia, Japón, Brasil… el punto es salir primero de aquí.

-Sí – concordó.

Los ojos de ______ brillaron en cuanto finalmente bajaron el último escalón y pudo divisar a poca distancia el enorme garaje repleta de exorbitantes coches.

-¿Cuál es?

- Bugatti Veyron – _______ sonrió, amaba ese coche.

________ había recobrado nuevamente todo lo que había perdido aquella noche que había adelantado su boda, esa sonrisa cínica que la caracterizaba al igual que a su amante regresó a su rostro y a pesar de lucir como había dicho Chris, inocente; nada de eso se acercaría siquiera al adjetivo perfecto para describirla. Soltó una carcajada triunfante al divisar el coche que esperaba por ellos.

-Alto – escuchó un feroz gritó tras ellos, giró un poco su cabeza para ver quién los seguía. Su risa aumentó al divisar a quizá cinco metros de distancia a su celador – Deténganse – les exigió con voz imponente haciéndolos estallar en risas.

-Sí, claro y después casarme con Ashton – dijo irónica.

-Sube – Chris abrió el auto.

Ambos subieron conteniendo sus respiraciones, de inmediato Chris encendió el potente coche y tras derrapar las llantas salió a toda velocidad de ahí. Comenzaron a recorrer las calles de Madrid mientras algunas personas los observaban gracias a su llamativo coche y otros más gracias al vestido de _______ que se podía divisar claramente tras las ventanillas.

-Recuérdame polarizar las ventanillas - _______ bromeó.

-¿A dónde gusta ir la señorita Ransome? – él dijo sin disimular su regocijo.

-Al fin del mundo – ella echó a reír nuevamente.

Señorita malcriada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora