Capítulo 44

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-_________ - Chris intervino atraído por el nada discreto llanto de su sobrina al advertir que la familia Clifford había posado sus miradas en ella desconcertados. Lanzó una mirada suplicante a Carlo.


-Te esperaré allí – el músico señaló los asientos en los que momentos antes habían permanecido entendiendo que ese par requería de un momento más solos. Ella sólo asintió mientras enjuagaba sus lágrimas.


-_______ - Chris la tomó por la mano y jaló de ella suavemente al exterior hasta llegar a un pequeño jardín cubierto por violáceas flores que despedían un apenas perceptible agradable aroma que se esparcía por la tenue penumbra que brindaba la protección de un viejo roble que comenzaba a recuperarse del frío diciembre. La invitó a sentarse en la banca de metal que permanecía vacía a espaldas del ocaso. Ella accedió sin vacilar y de inmediato clavó su mirada en algún punto inexistente cortando el contacto con su tío - ________, cariño – él interrumpió casi de inmediato el silencio que apostaba ser fastidiosamente eterno regresando los cristalizados ojos de ella a su cara bañada de suaves pecas concentradas en sus mejillas – Él estará bien – aseguró por primera vez titubeante esforzándose por parecer convincente aún sabiendo que sus palabras no serenarían ni por un instante a su sobrina y mucho menos ahora que estaba dispuesta a confesarle su más reciente pecado.


-Es que pareciera que de verdad los dioses disfrutasen al torturarme – ella dijo mientras hundía sus pálidas manos en su enmarañada cabellera, Chris tragó en silencio ahora más oscilante que antes – Esa no era la venganza que yo quería. Lo odio, sí, pero jamás le hubiese deseado algo de esta magnitud – aspiró con fuerza para tragar el nudo que nuevamente comenzaba a formarse en su garganta – No me explico cómo fue que ocurrió, y cómo fue que tú lo previste, de no haber sido por ti, quizá también estaría postrada en una cama al borde de la muerte – Chris había palidecido incluso más que un fantasmal espectro, pero ______ parecía no notar el martirio que le provocaba el inevitable remordimiento a su tío.


-_______, yo... - maldijo para sus adentros al advertir su quebrada voz, ¡joder! eso estaba siendo más difícil de lo que había imaginado – yo sé cómo ocurrió ese accidente – ambos perplejos ojos se clavaron en sus labios concentrándose en él y nada más que en él. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo a partir de la curiosidad que había despertado en ella.


-¿Qué dices? – ella dijo expectante.


-De cierta forma, yo provoqué aquél accidente – Chris reconoció ante el cada vez más desconcertado rostro de ella – me las arreglé para que los auriculares de Michael no funcionasen, de tal forma que, conociendo su ambición por aquella copa, no pararía a revisar su auto hasta casi el final, pero al ver que no responderían no se detendría, y así fue, él no paró y por eso te pedí que te posicionarás en el tercer lugar, de tal forma sólo afectaría al corredor que lo secundara, dejándote el paso libre a ti para la victoria – él no se atrevió a devolverle la mirada a _______.


-¿Qué demonios acabas de decir? – se incorporó de un salto pasando de una cara pálida digna de un cadáver a un tono rojizo incluso mayor al de un semáforo.


-Yo lo provoqué – él se mostró sumiso consciente de su equívoco acto.


-Eres un imbécil, Chris – ella sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre de él para empezar a repartir una lluvia de golpes a su pecho aún siendo consciente que eso no provocaría otra cosa más que dolor en sus manos.

Señorita malcriada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora