__________ Ransome reposaba silenciosa sobre el escritorio de su madre con la mirada pérdida en los ventanales que cedían el paso a los rayos solares de mediodía que colisionaban con su rostro logrando penetrarse en sus desoladas retinas.
Su mente divagaba por sus hirientes y aún flamantes recuerdos, dolían, como nunca antes, peor que una herida abierta incapaz de curarse. Habría preferido quizá ser torturada físicamente por una eternidad antes que verse obligada a soportar un segundo más con la mente clavada en Michael Clifford y su estúpido e incesante comportamiento. Resolló y se cuestionó cuánto tiempo más sería capaz de soportar aquél delirio, aquél miedo de no estarse equivocando, aquella sensación de vacío cada mañana, tarde y noche, aquella lenta y martirizadora muerte, el sentir cómo su vida se iba de sus manos incapaz de poder hacer algo para impedirlo.Cesó el jugueteo que mantenía con su bolígrafo y lo arrojó al escritorio para después llevarse sus manos a sus sienes pretendiendo inútilmente mermar ese punzante dolor de cabeza con el que había lidiado toda aquella tediosa semana. Frunció su ceño, ¿en qué demonios había estado pensando al llegar a su madre a implorarle su perdón? Ahora pagaba las consecuencias de aquella sandez. Una semana en compañía de Victoria Ransome y Ashton Irwin acallando cada una de sus blasfemias reprimidas tendría que haber sido la dosis exacta de castigo por todos los pecados cometidos a lo largo de su corta vida. No obstante, eso aún no había cesado. Ahora se veía obligada a amar a su marido y a respetar a su progenitora, eso y, más aparte, los jodidos síntomas de náuseas y mareos que empeoraban día a día.
-_________ - elevó su mirada al tejado implorando sosiego ante ese hombre que repudiaba – cielo – Ashton Irwin atravesó la puerta introduciéndose tímido al despacho en el que su mujer ahora pasaba gran parte del día haciéndose cargo de la cadena hotelera, que heredaría algún día, una vez que Victoria Ransome había aceptado sus disculpas tras pensarlo seriamente durante una larga noche.
-Ashton – el trago amargo en sus labios la empujó a no maldecirlo a pesar de sentir una infinita repugnancia por él - ¿qué ocurre, amor? - era el día en el que aún no había logrado expulsar de sus recuerdos su sucio tacto recorriendo con violencia su cuerpo mientras su aliento alcohólico tropezaba con su rostro empapado en lágrimas aturdiéndola; sus dientes rechinaron y ella estuvo consciente del tremendo esfuerzo que hacía por no abalanzarse sobre de él para asesinarlo ahí mismo.
-Nada, es sólo... tus flores, preciosa - _______ disfrutaba el temor marcado en las palabras del hombre, sin embargo eso no iba en sus planes, tenía que hacerlo superar su falta y después efectuar su castigo.
-Gracias – esbozó una sonrisa en completa contradicción a sus sentimientos, ¿flores? ¿después de profanar su cuerpo? _______ resolló con discreción cansada de recibir un precioso ramo de rosas a diario, ¿acaso no existía un poco de creatividad en aquella cabeza cubierta de rebeldes rizos? Se llevó una mano a su boca pretendiendo parecer sorprendida – Son hermosas – abandonó su asiento de piel de un brinco para correr, con fingido regocijo, a los brazos de su marido, se envolvió en ellos aún cuando su tacto le enroscaba la piel – Te amo – dijo tras rodear su cuello obligándolo a inclinar su cabeza dejando a su alcance aquellos perfectos labios y lo besó.
-De verdad lamento interrumpir este magnífico cuadro - _______ separó sus labios de él justo a tiempo, intuía que de haber permanecido un segundo más unida a ese hombre habría devuelto su estomago, por primera vez se sintió agradecida con su madre – Pero me es imprescindible enterarlos de esto – levantó una mano dejando al descubierto un pequeño sobre, la mirada de _______ buscó rápidamente el motivo de la importancia de aquellos simple papeles, temió a la respuesta.
-¿Qué es eso? – Ashton soltó las caderas de su esposa depositando su completo interés en Victoria.
-Es una invitación. __________, seguramente debe de sopesarlo mejor que nadie - ________ emblanqueció turbada – Scarlett Stanbury había mantenido ya una charla del asunto contigo, ¿no es así, querida?
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Señorita malcriada [EN EDICIÓN]
ChickLitEllos solo deseaban ganar. Ella quería ganarle a él. Y, por supuesto, él a ella. ¿Quién caerá antes en el juego del amor? ADVERTENCIA Contiene escenas sexuales explicitas.