Maratón [5/6]

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_______ y Michael llegaron entre carcajadas al departamento de Chris. Aún exhaustos habían encontrado la manera de divertirse después de haber saciado sus instintos casi animales.
Llegaron tomados de la mano, ella arrojó su bolso al sofá y hasta entonces fue consciente de que su mano estaba unida a la de él, sonrió discretamente y lo soltó.

-Será mejor que me cerciore que Chris aún no ha llegado - ella se excusó.

-Claro - él dijo mientras buscaba hacer algo para entretenerse en su ausencia.

Ella sabía perfectamente que su insensato tío no se encontraba a esas horas en su casa después de una victoria de "el lobo negro" sin embargo había sentido la agraviada necesidad de alejarse de él como si de repente hubiese surgido una barrera entre ellos. Una vez que se sintió a salvo en el corredor lejos de la vista de él se apoyó contra un muro y se llevó ambas manos a su rostro, nuevamente se reprochó haber accedido a sus juegos. Estuvo a punto de darse quizá una bofetada salvo porque las luces del corredor se apagaron espontáneamente. Maldijo para sus adentros, era quizá lo único que le faltaba para cerrar esa velada, quedar a oscuras con él. Dirigió un rápido vistazo a la ventana, no faltaba mucho para que amaneciera, pero tampoco faltaba muy poco. Resopló resignada y se dirigió a la cocina a buscar unas cuantas velas.

-¿Aún no ha llegado? - Michael le dijo en cuanto la vislumbró.

-¿Quién? - detuvo de mala gana su andar.

-Chris - él deseó que no hubiese ocurrido ese apagón aunque en un inicio lo celebró.

-Ah, no - estaba probablemente irritada - Iré a buscar unas cuantas velas - sin más se alejó nuevamente de él.

Entró a la cocina iluminada por la tenue luz de su móvil, se dirigió directo a donde sabía se almacenaba una pequeña caja con velas de variados tamaños, la abrió y gruñó al inspeccionarlas, cada una de ellas despedía olores afrodisiacos y para variar no diferían en absoluto de un color rojizo. ¡Joder! Ahora Michael la tacharía quizá de ninfómana, a pesar de que era casi inexistente la diferencia entre el término y ella. Resignada tomó un par, guardó el resto, encendió aquellas dos con las que se quedó y las llevó a la sala en donde había dejado a ese semidios.

-Regresé - sonrió suavemente tras colocar las velas sobre la mesa de centro.

-No tardará en amanecer - Michael en realidad no sabía qué decir, normalmente él siempre tenía un tema interesante listo para hablar en las pocas veces con las que conversaba con una amante, pero eran cosas muy superficiales, sabía que ______ no era así, ella al parecer no era en absoluto hueca como lo había creído al inicio. Permaneció en silencio mientras la observaba verter whisky en un par de vasos rellenos de hielo.

-Aquí tienes - ella sonrió y le entregó su vaso después de tomar asiento.

-¿Y cuándo tienes planeado casarte con Irwin? - ella casi se ahoga con el sorbo de whisky al escuchar su pregunta.

-¿Qué? - fingió demencia.

-Sí, tu compromiso, ¿cuándo harán su boda?

-Eso aún no lo sé - dijo esforzándose en controlar su imprevisto tartamudeo.

-No lo amas - él entrecerró sus ojos.

-Con locura - claro que fue un pésimo intento de mentira.

-¿Locura? - él inevitablemente comenzó a reír.

-¿Y qué me dices de ti? ¿Scarlett Stanbury es el amor de tu vida? ¿O acaso es sólo una inversión para finalmente desbancar a los Ransome? - él cesó sus risas.

-¿Te molestaría si te dijera cuanto la amo? - él alzó una ceja.

-En absoluto - ella se encogió de hombros y decidió clavar su mirada a las llamas de la vela antes que en esos almendrados ojos.

Señorita malcriada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora