Capitulo 8

7.3K 357 4
                                    

Ella se apresuró a colocarse nuevamente su blusa y salió prácticamente corriendo del compartimiento. Cerró la puerta corrediza temblando y con la respiración aún entrecortada, se detuvo a acomodar su cabello y su blusa. Ese hombre inexplicablemente ejercía un total dominio sobre de ella y, consciente de ello, comenzaba a temerle. Tenía que alejarse ya de él, lo antes posible.

Se dirigió a uno de los ventanales más cercanos para definir el lugar en el que precisamente se encontraba el tren, anhelando estar ya cerca de la próxima estación, sin embargo sus deseos se vieron frustrados en cuanto notó que el tren no se movía, no avanzaba siquiera un milímetro. Frunció su entrecejo y sintió como un escalofrío recorrió su cuerpo en cuanto entendió la situación: La tormenta de nieve ya era terrible, y al parecer el tren se había atascado debido a la excesiva cantidad de hielo sobre sus vías.

Lo que conllevaba a que por un tiempo indefinido tendría que convivir con Adler Wells, suspiró, no pasaría así, de eso ya se encargaría.
Tras analizar la situación por un momento decidió avanzar en busca de la edecán, que ya mucho miedo tenía infundido respecto a ella: punto a su favor. Sonrió al verla nerviosa nuevamente en espera de sus órdenes en cuanto la encontró.


–¿Qué ocurre? ¿Por qué el tren se ha detenido? – sabía la razón, sólo quería corroborarlo con la ilusa esperanza de que sólo fuera una negligencia del conductor del tren y pronto comenzarían nuevamente su marcha.


-Las vías, señorita Ransome, se han congelado y se ha bloqueado nuestro paso, estamos atrapados, hasta que el clima mejore – dijo sin dejar de temblar.


–¿Hasta que el clima mejore? – ella comenzaba a preocuparse seriamente, le urgía llegar a Montecarlo, en tres días sería su carrera y ella atrapada ahí con su rival que también estaría ausente en la pista, sin duda se habría un gran escándalo, los dos mejores corredores desaparecidos... secuestro, asesinato, ya vislumbraba las charlatanerías que aparecerían en los encabezados de los periódicos. Agradeció al cielo que su identidad era anónima y que todo el mundo consideraba al <<lobo negro>> como uno de los hombres más misteriosos y excitantes del medio, de lo contrario, si se sabía que el <<lobo negro>> era la cotizada socialité, en los encabezados aparecerían mentiras completamente opuestas... una aventurilla entre la atractiva pareja, escaparon juntos, recién matrimonio contraído a espaldas de todos, luna de miel...


–Sí, esperamos que mejoré para el amanecer – la edecán la miró asustada en espera del estallido de Ivy.


–¿Al amanecer? – ella se frustró al visualizar por la ventana que comenzaba apenas a anochecer.


–Así es señorita Ransome.


–Pero, ¿no podrían mandar a alguien por nuestro rescate? Deben de hacer algo – comenzaba a alterarse.


–La estación próxima se encuentra a un par de horas de aquí, pero tomando en cuenta la situación climática, creo que tardarían incluso más en llegar que en lo que se arregla el problema con las vías.


–¿Es seguro que mañana retomemos el viaje? – se dignó, nada ganaría armando un escándalo ahí.


–Eso esperamos, en caso de que el clima no mejore, tendremos que esperar un día más, podría decirse que estamos en manos de la naturaleza - Ivy se frustró al recordar su situación con Adler, permanecer dos días continuos con el sonaba excesivamente peligroso... y excitante.


–¿Qué hay acerca de mi cambio de compartimiento?
– He estado trabajando en ello señorita Ransome, sin embargo, lamento informarle que todos los compartimientos están ocupados a su mayor capacidad, a excepción claro del suyo.


–¿Qué hay de los de la clase turista? – no era posible lo que estaba haciendo, sin embargo no quería volver a encontrarse con su rival.


–Repletos.


–Podríamos negociar con un pasajero para intercambiar el lugar.


–Lo he intentado ya, sin embargo se niegan rotundamente, sin contar claro que el señor Wells también ha dado órdenes de que no quiere más intrusos en su compartimiento - Ivy casi se ahoga con su propia saliva, tosió. ¿En qué momento dio esas órdenes? ¡Claro! Mientras ella discutía con la edecán, imbécil.


–Realmente necesito salir de ese compartimiento- sonrió irónicamente.


–¿Hay algún problema con el señor Wells? – la edecán levantó una de sus cejas, Ivy se percató que si insistía una vez más en su cambio de compartimiento, las causas se harían evidentes.


–Es simplemente que me sentiría más cómoda con una mujer – mintió.


-Oh, seguiré intentando su cambio señorita Ransome, pero por el momento lamento informarle que tiene que permanecer en compañía del señor Wells – la edecán tachó de demente a Ivy. Cualquier mujer daría lo que fuera por estar en su situación, en el mismo compartimiento que el cotizado Adler Wells, durante un tiempo indefinido, con ese frío terrible, a solas... se ruborizó de sólo pensar en todo lo que le haría a ese bronceado cuerpo, sin embargo a Ivy parecía preocuparle severamente la situación... tal vez era su prometido, el también sensual Seth Gardner... sin duda lo amaba, no por nada habían sido la pareja del año pasado en toda Europa y parte de América. Suspiró adivinando la romántica historia que había detrás de aquellas fotos enternecedoras, que había visto ya en todos lados, de la pareja en cuestión... si tan sólo supiera la mitad de la verdadera historia.

Señorita malcriada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora