Capitulo 20

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A la mañana siguiente Ivy despertó en cuanto Chris llamó a la puerta. Se talló los ojos y se incorporó de su cama para ir a abrir. Tras la puerta encontró a un sonriente Chris.


–¿Y cómo durmió mi lobo negro? - él se dirigió a la mesa seguido por ella.



–Bien, creo - no mostró mucho entusiasmo.



–Demonios, Ivy. Esto ya es preocupante, ¿quieres que llame a tu madre y le aclare de una vez por todas que no te casaras con Seth?



–No, Chris - comenzó a actuar aparentando ser la misma Ivy de siempre - ¡Joder! No quiero siquiera imaginar la extraña mueca que hará mi mamá y después los terribles gritos que no pararan hasta que quede afónica, después obviamente el tío se daría cuenta... ni siquiera se le separa por un momento... no entiendo cómo es que no se han casado mejor ellos dos. Bueno, y después de que Seth se enteré, seré la más buscada en todo el mundo, verás nuestros preciosas caras en cada televisión y en cada página de internet.



–Eso no suena tan alentador... Por cierto, ¿no se supone, deberías estar despertando en su cama desnuda llena de cansancio tras una noche de puro sexo que le siguió a una romántica cena?



-¡Maldición! Lo olvidé por completo - y como si hubieran invocado al mismísimo demonio, cinco segundos después el móvil de ella sonó. No hubo necesidad siquiera de mirar la pantalla, sabía quién era, resopló, dirigió una mirada suplicante a Chris, el móvil insistió y ella contestó - ¿Hola? - fingió una voz mezcla de seducción y mezcla de niña boba.



–Ivy, amor. ¿Has tomado ya el tren de vuelta?



–¡Oh! Seth, te iba a marcar momentos antes de que tú lo hicieras cariño, pero tú me ganaste - ¡agh! Odiaba llamarlo así, pero tenía que hacerlo, Chris observaba divertido cada gesto que ella hacía - ¿Recuerdas que el tren en el que viajaba se paró? ¡Dios! No recuerdo si te lo comenté, pero en fin, resulta que justamente cuando iba a comprar el billete de regreso, hace diez minutos, me lo negaron alegando que no habría viajes hasta nuevo aviso, por posibles tormentas futuras. Entonces me veo en la penosa necesidad de tener que hospedarme en el hotel Ransome. Lo siento, amor.



–Ivy, ¿estás mintiéndome acaso?



–En absoluto, ¿por qué lo dices, amor?



–En el registro del hotel de Paris no apareces, cielo - comenzaba a perder su paciencia.



–Amor, todavía no he llegado al hotel, en estos momentos estoy abordando un taxi para allá.



–De acuerdo nena. Revisaré el registro en una hora más. Te amo.



–Te amo - terminó por colgar y maldijo en voz baja. Le repugnaron esas palabras melosas que había dicho.



–¿Quieres que llame a Paris? - Chris ya sabía el procedimiento, llamaría a una muchachilla que, dependiendo del hotel cambiaba, por fortuna en cada hotel había una cómplice de Ivy, esa muchachilla ya sabía también el procedimiento: registrar una suite a nombre de Ivy y cada que llamaran a su suite ella mandaría las llamadas directamente al móvil de ella. Así hasta que se le solicitara que Ivy ya no apareciera en el registro.



–Sí - dijo para después ir por un poco de zumo de naranja a la cocina.



–Ya está - Chris sonrió en cuanto ella regresó - Siéntate a desayunar, te va a hacer falta en la carrera - ella obedeció y comenzó a comer los apetitosos waffles que había preparado Chris.



Señorita malcriada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora