Capítulo 55

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  Carlo Insitoris pasmado recibió el peso de todas las miradas presentes sobre de él tras una lluvia más de flashes seguida de un murmullo y algunas exclamaciones de sorpresa, ¡joder! Estaba estupefacto y no se sintió capaz de emitir sonido alguno ante los micrófonos que reposaban frente de él.  

  Y ahora que la mujer había completado la primera faceta de su terrible plan respecto a su primera víctima; su esposo al que había humillado no sólo en persona sino también frente a la prensa que muy interesada estaba ahora en la relación de la corredora de coches y el cantante de rock más anhelado por el género femenino durante los últimos años; ahora tras de ello, ella muy bien podía dirigir su atención a lo que seguía después de ello, es decir, a su siguiente víctima que perfectamente visualizada estaba en su cabeza.

-¿Qué procede ahora, ______? – la masculina voz de su único aliado cortó el hilo de sus pensamientos obligándola a volver su mente al reciente embrollo al que lo había arrastrado sin piedad ni consideración alguna.

-Bueno – ella observó con detenimiento a través de la ventanilla polarizada de su coche como si buscase alguna señal que le indicase el camino correcto – tomando en cuenta que al salir del estacionamiento la prensa nos estará esperando para conseguir un poco más de material relativo a la pérfida pareja que supuestamente hacemos, creo que el siguiente paso será que te comportes como si me amases – ella se encogió de hombros con una sonrisa traviesa.

-¡Joder, _____! ¿Estás consciente de las absurdas palabras que escapan por tus labios? - ¿y cómo podría explicarle Carlo a su protegida que en algún momento ese sentimiento que ella le imploraba fingir frente a las cámaras realmente lo había experimentado en algún momento no muy pasado y que, aparte de ello, no terminaba aún de esfumarse por completo?

-Estoy plenamente consciente de que sueno estúpida, Carlo – ella se llevó una mano a su cabello para despeinarlo un poco – Pero es la única alternativa para que esto funcione.

-_______, ¿no consideras suficiente que yo haya mentido ante la prensa afirmando tu siniestra mentira? Es decir, acabo de quedar ante la prensa como un maldito perro que se entrometió en uno de los matrimonios más admirados del medio. Acabo de quedar como un patán al ser el culpable de la supuesta infidelidad a Ashton Irwin, ¿y me pides más?
-Vamos, Carlo – le resultó imposible ocultar su sonrisa a aquellas palabras – No serías el primer rockstar que tiene esa imagen.

-¡Joder, _____! ¡Basta ya! ¿Qué pasó con la mujer con la que algún día salté por los sofás de mi departamento para salvar nuestras vidas amenazadas por los tiburones?

-Esa mujer fue asesinada, Carlo. Primero herida y humillada, y muerta finalmente tras una dolorosa tortura a manos de aquellos de los que ahora necesito vengarme.

-No necesitas de una venganza, _____. Con ello sólo estás ganando más dolor y estás envenenándote a ti misma...

-Carlo, no necesito de una represión – lo interrumpió – Lo siento, pero nada me va a hacer cambiar de opinión, lo tengo decidido, y discúlpame, pero si no estar acorde con ello, aún cuando ya lo habías aceptado, tienes toda libertad de retractarte. Finalmente, con o sin ayuda lo haré, sin impedimento alguno.

-No lo hagas ni por mí, ni por ti. Sólo, piensa en eso - ____ advirtió que la mirada de su amigo se posaba directo a su abultado vientre - ¿Crees que le gustará crecer al lado de una mujer que se ha amargado su vida buscando una estúpida venganza? ¿Crees que eso será el mejor ejemplo?

-Carlo, sé lo que hago y...

-¡No! ¡No sabes lo que haces, ____! Mírate, estás cegada por tu ira, no me digas que sabes lo que haces, porque, tanto tú como yo, sabemos que no es así.

Señorita malcriada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora