Ella quedó prácticamente petrificada al encontrar su mirada con la de su acompañante. Algo que había estado evadiendo durante este último par de años ahora había ocurrido y sin que ella pudiera evitarlo, simplemente se sentía impotente ante la situación. Había sido una estupidez la idea de haber deseado que él despertara, pero si tan sólo supiera que era él... ni siquiera se habría atrevido a subir al mismo tren. Y sin embargo, ahí lo tenía frente a ella observándola detalladamente, inspeccionándola en cada mínimo detalle. Ella sentía cómo se erizaba su piel conforme él recorría con sus verdosos ojos su cuerpo. Rogó a Dios para que todo fuese una broma de su imaginación o simplemente para que él no la reconociera, aunque no tenía por qué, después de todo Chris era el único que sabía lo que realmente era ella, no él, no Adler Wells.
–El frío es terrible, ¿no? – él se animó a romper el silencio después de un momento, que para ella había sido eterno, en el que él se había dedicado a mirarla de varias perspectivas, pasando de la mirada curiosa a la mirada producida por el deseo sexual, situación nada extraña tratándose de Ivy Ransome.
-Sí – titubeo, ella hablaba en esos precisos instantes con el que consideraba su enemigo <<mortal>>, como solía llamarlo mientras bromeaba con Chris; y él ni enterado de que lo era, tragó saliva con dificultad e intentó ocultar su nerviosismo, no era posible que pudiera ponerse en ese estado por alguien que quizá ni siquiera sabía de su existencia, o por lo menos no la consideraba de la misma forma en que ella lo consideraba a él – El clima europeo – sonrió intentando ocultar su torpeza.
–El clima europeo, ¿eh? – Sonrió y comenzó a buscar en su maleta de mano su revista de sociales restándole importancia a su compañera de compartimiento – Entonces me acompaña una americana – devolvió su atención a ella una vez que encontró su revista y comenzó a hojearla.
–¿Perdón? – ahora comenzaba a sudar en frío, ese hombre tenía dominada la situación y ella lo odiaba, odiaba ser por primera vez la controlada y no la controladora.
–Sí, a cómo te refieres con << el clima europeo>> - cambió de página – es lógico.
–Ah, entonces yo tengo un Sherlock Holmes de compañero – su pobre intento de dominar la hizo parecer más torpe que antes. Y empeoró más aún en cuanto ella comenzó a inspeccionarlo con su mirada simulando en su rostro desprecio, pero desafortunadamente para ella, ese intento de desprecio se frustró en cuanto se percató de la perfección de aquél hombre, aquellos ojos esmeralda, su tono ligeramente dorado, su corto pero despeinado cabello negro, sus carnosos labios, sus duros brazos, su masculina voz, su fornido pecho... todo él era perfecto, parecía estar hecho a mano por los mismísimos ángeles.
Repentinamente sus pupilas se contrajeron, su pulso se aceleró al igual que sus latidos, su cerebro dejó de funcionar, sus mejillas se sonrojaron, su estomago se encogió y lo único en lo que pudo pensar además de él era en que jamás en su vida había experimentado todas esas sensaciones juntas hasta ese momento, se preguntó qué era y temió a la respuesta.
–Sí, ya lo sabía – Wells habló para sí mismo ignorando el último comentario de ella, había encontrado la página que había estado buscando en su revista – Tenías que ser, esa piel, esos ojos, ese porte... no podías ser nadie más mas que una Ransome. – Él sonrió ante aquél rostro femenino deformado por la sorpresa mientras le mostraba el contenido de su revista, ella en una foto donde sonreía abiertamente a la cámara en compañía de su prometido y un par de amigos más en la última fiesta organizada por Emma Watson, amiga de su prometido, en su último cumpleaños.
Una vez que ella volvió a reaccionar se percató de que en realidad se encontraba sorprendida no por la deducción de Wells, no, eso no, era lo feliz que se veía al lado de alguien que en realidad despreciaba, su prometido, sin duda su actuación con él era un éxito. – Como siempre, de fiesta en fiesta, dando de qué hablar, prácticamente dándoles trabajo a revistas como estas – Wells siguió hablando para sus adentros como si ella no estuviese presente o como si repentinamente ella hubiese quedado sorda, sin embargo no lo estaba y escuchaba a la perfección todo lo que él decía.
–¿De qué hablas? – su tono ahora era sin duda el de una señorita irritada y ofendida, y no era para menos.
-Vamos Ivy, ambos sabemos que eres como la Paris Hilton de Europa: sociable, linda, materialista, consentida, caprichosa, excéntrica, vas de fiesta en fiesta, a cada momento se te ve con un chico nuevo que no precisamente es tu prometido...
–No te atrevas – lo interrumpió antes de que dijera la palabra que mejor describía a la rubia citada.
–...estúpida – sonrió desafiante ante la mirada furiosa de ella.
–Imbécil – ella le propinó una sonora bofetada dejándole una de sus mejillas completamente roja. Inmediatamente salió del compartimiento sin importarle dejar su bolso en el interior buscando a la edecán que le había asignado ese lugar. Tenía que cambiarse ya de compartimiento.
ESTÁS LEYENDO
Señorita malcriada [EN EDICIÓN]
ChickLitEllos solo deseaban ganar. Ella quería ganarle a él. Y, por supuesto, él a ella. ¿Quién caerá antes en el juego del amor? ADVERTENCIA Contiene escenas sexuales explicitas.