Capitulo 39

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Limpió sus lágrimas y levantó su mirada, sería cuestión de un par de minutos el llegar a su departamento y correr a los brazos de Chris inconsolable. No obstante, recordó algo, la advertencia de su tío dada por la mañana, no tenía que regresar por la noche a menos que quisiese escuchar gemir a una mujer de mero placer, resopló y comprendió que no estaba con el suficiente ánimo como para soportar además eso. Dirigió una discreta mirada a Carlo Insitoris, se sintió fatal al verlo angustiado, seguro él ya tendría un fijo calificativo para ella, histérica.

-Carlo – dijo con su temblorosa voz, él se exaltó al escucharla y giró nervioso su mirada a ella – Yo… - bajó su mirada ruborizada – siento haber actuado así, es que me asusté, no esperaba que actuases de esa forma…

-El que tiene que pedir disculpas soy yo, ______ - observó enternecido como aquella mujer jugueteaba con sus dedos nerviosa – Yo no debí haber hecho eso – era una disculpa sincera, algo por lo que realmente se arrepentía, quizá era la primera vez que era de esa forma.

-Creo que arruinamos nuestra primera cita – ella sonrió consternada.

-Sí, iniciamos mal – él aparcó su coche, ya había cesado su transcurso, apagó el coche - ¿Quieres empezar de nuevo? – ambos sabían que eran escasas las probabilidades de llevar acabo alguna relación de amantes con lo sucedido, pero nada perdían con intentarlo.

-Por favor – ella sonrió.

-Lindo coche – él le señaló un BMW M5 detenido en uno de los aparcamientos de Chris, ______ frunció el entrecejo.

-No es mío – ciertamente no reconocía aquél coche – Es quizá… - recordó a la tal Mónica – quizá de una aventurilla de mi tío – sonrió sin mucho ánimo, sin conocer siquiera a aquella mujer la detestaba con todas sus fuerzas.

-Oh, comprendo – él dijo tras notar su irritado tono - ¿Quieres dormir esta noche en mi departamento? – ella alzó una ceja desconfiada, él sonrió – Prometo no hacer nada que tú no quieras, tengo una habitación de invitados. Adivino que sería nada grato llegar a mi departamento y no poder dormir ante las manifestaciones de una pareja en una noche de placer – él sonrió comprensivo.

-De acuerdo – ella realmente agradeció aquella propuesta, ¿qué más daba? Siendo sinceros, ________ prefería pasar una noche con un hombre que había intentado propasarse con ella antes que escuchar a Chris disfrutando de una “mujerzuela”.

Subieron por el ascensor después de un intercambio de bromas respecto a la situación, irónicamente ________ ahora sentía una clase de aprecio ante aquél hombre que en un principio no había sido amable con ella.

-Y este es mi departamento – Carlo encendió las luces del interior para así alumbrar un espacio decorado con exquisito gusto, ________ quedó pasmada ante el estilo de aquél hombre, ahora comprendía el por qué muchas mujeres lo amaban, era quizá un artista, observó con más atención cada detalle y adivinó que él era un músico, más específicamente, un guitarrista y quizá un cantante – Ven – la tomó delicadamente de su mano conduciéndola a una habitación, ella tragó nerviosa, ¿acaso ese sería otro intento de excederse con ella? Cedió tras titubear en un par de veces – este es un lugar especial – encendió también las luces para dejar a descubierto una habitación repleta de guitarras de todos colores y variadas formas, un sofá rojo y un pequeño escritorio con hojas a medio llenar repartidas por todo su largo y una pequeña lamparita.

-Genial – ella vociferó complacida.

-Aquí escribo mis canciones – él sonrió recordándole a _______ la imagen de un pequeño niño que presume a su madre su primer dibujo – Y estas – señaló las guitarras – cada una de ellas tiene su propia historia – se llevo sus manos a sus bolsillos en espera de alguna crítica de ella.

-Es maravilloso, espero después pueda saber la historia de cada una de ellas – él asintió complacido, _________ estaba maravillada, por supuesto, quizá al igual que todas las mujeres que ya habían entrado antes ahí para después ir a otra habitación más cómoda y entregarse a ese sexy hombre.

-Eres la primera persona ajena que ha entrado aquí – él le confesó como si hubiese adivinado sus pensamientos.

-Por supuesto que no – ella quiso evidenciar que él hacía eso con todas sus amoríos.

-En verdad – él dijo serio jurándoselo con su mirada, ella entonces sintió sus mejillas teñirse rojas.

-Gracias, pero no debías, esto es algo muy especial para ti y yo…

-Te sonará inconcebible, pero también lo eres tú – él se sonrojó.

-Carlo… yo…

-¿Tienes hambre? – sin previo aviso cambió súbitamente el tema.

-Sí, un poco - _______ frunció su ceño, pero después de todo agradecía no seguir hablando de lo anterior.

-¿Te apetece comer ensalada o pasta? – él salió de ahí.

-¿Tú cocinarás? – ella sonrió bromista.

-Hasta el momento no he muerto envenenado con mis propios platillos – él también sonrió.

-De acuerdo, de ser así, un delicioso spaghetti.

-A la orden – él se dirigió a la cocina seguido por ella.

-Entonces, ¿eres un músico? – ella empezó a charlar mientras él comenzaba a cocinar.

-Un guitarrista, de la banda de rock del momento – él sonrió modesto.

-¿Entonces tengo por amante a un rockero? ¡Genial! – de haber tenido su lista de metas a la mano, ______ hubiese tachado la opción de salir con un rockero – Espera, ¿y por qué no estás de gira? – frunció su ceño.

-La acabamos de terminar, hace un par de días, ayer llegué a mi departamento, después de un largo viaje por Europa y América, ¡ah! También por China.

-¿Es enserio?

-Podría enseñarte mi cámara fotográfica – sonrió – comprendo que debe ser difícil creerle a un hombre que no se ha portado nada bien contigo - _______ desapareció su sonrisa, su comentario claro que le recordó a un hombre, pero no exactamente al que tenía frente a ella cocinándole. 

-Me encantaría ver al rockstar en acción – ella sonrió tras pasar su momentáneo trago amargo.

-Podría invitarte a nuestro próximo concierto – él volvió a sonreír mostrando sus relucientes dientes blancos.

-Sería grandioso, claro si no muero con ese spaghetti – rió en cuanto él finalmente le entregó un plato repleto de un apetitoso spaghetti a la bolognesa.

-Y tú, si no me equivoco, eres el famosos “lobo negro” - _______ casi se atraganta con el bocado que dio a su platillo y no precisamente por el exquisito sabor que tenía aquel spaghetti.

-¿Qué? – dijo después de recuperarse de su pequeño ataque de tos.

-Vamos, _______. Es evidente que tú eres ese grandioso corredor, ¿me lo vas a negar? – ella comenzó a temblar, su secreto ya no estaba seguro – Tranquila, lo he sabido desde hace mucho, pero no planeo gritarlo a los cuatro vientos - dijo tras tomar un bocado de su plato.

-¿Cómo fue que lo supiste? – ella ya no se preocupó en negarlo, era evidente que no podría dar una buena excusa para convencerlo de que no era como él creía.

-Lo estuve pensando, cada que había una carrera de coches aparecías tú en el departamento de Chris y bueno, tras ver otros detalles más, llegué a esa conclusión.

-¿Es tan obvio?

-Lo es, pero la gente suele ser muy imbécil y se niega a ver lo que pasa frente a sus narices. Tranquila, si yo no compartiera el piso con tu tío, tampoco lo hubiese descubierto jamás – él la consoló.

-¿Prometes jamás decirlo?

-Lo juro – él le aseguró sin separar su mirada de la de ella. Ella sonrió.

Señorita malcriada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora