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Ya pasó un mes desde que están casados y para sorpresa de ambos, aún llevaban la fiesta en paz.

En este mes han tenido tres eventos públicos, entrevistas más que nada, dónde debían fingir que estaban felices.

Cómo han acordado desde el principio, sus vidas seguían iguales, cada uno por su lado y lo único que no podían hacer es llevar Sicheng a Kun y Yuta a cualquiera de sus  amante, a la casa donde viven.

Se preguntarán dónde están viviendo. Bien, por petición de Sicheng, ya que no quería estar cerca de su padre, no por el momento, están viviendo en Tokio. Yuta aceptó ya que estaba al tanto de la amenaza que el padre del menor le había hecho.

— ¿Esta es la última del día, verdad? — Preguntó con una expresión de cansancio.

— Creo que si. Pero mañana hay otras dos. No te relajes demasiado aún — Yuta miraba su celular.

— La verdad es que no entiendo qué hay de interesante en nuestra vida de "pareja feliz".

— El heredero de la cadena de restaurantes más grande de China y El heredero de la fábrica textil más grande en Osaka, casados sin tener empresas que no pueden funcionar se es algo nuevo.

— Creo que mate a algún rey, en mi vida pasada como para estar metido en esta situación de mierda.

— Ni creas que eres el único

Luego de esa pequeña charla, ambos se quedaron silencio, mientras eran llevados de nuevo a su casa.

Al llegar notaron un auto afuera, el auto de la madre de Yuta.

— No puede ser, ¿es en serio que vino a vigilar nuestra situación?

— Al parecer si. — Sicheng se bajó del auto.

— ¿Cerraste con llave tu cuarto? — El menor asintió. — Está bien, vamos. — Le extendió su mano para que la tomara.

Si su madre los veía tomados de la mano, tal vez creería que estaban "verdaderamente felices."

— Que bueno verlos, así, juntos. — Dijo la mujer, cuando los vió.

— ¿Viniste a sersiorarte de que en verdad estamos bien? — Preguntó Yuta con un tono un poco odioso.

— Yo... Subiré al cuarto, me duele un poco la cabeza. — Sicheng soltó la mano de Yuta, hizo una pequeña reverencia a su madre y subió al cuarto.

— Es un muchacho muy educado y lindo ¿cierto?

— Si.

— Ahora hablemos.

— ¿Sobre qué?

— Sabes que hay una cláusula.

Yuta ya se estaba dando una idea del camino que estaba tomando la conversación.

— Te recuerdo que a penas pasó un mes desde que estamos juntos. Es poco tiempo para eso

— Mientras más rápido, mejor.

— Tampoco es como si se pudiera.

— Sabes que existen otras formas.

— No, no tendremos niños ahora.

— Yuta...

— Nada, esa decisión la tomaremos nosotros cuando queramos.

— Te apuesto a que Sicheng los quiere .

— Por favor, mamá, no pongas ideas en la cabeza de Sicheng ni palabra en su boca que ni siquiera han salido. Todavía es prácticamente un niño, aún está estudiando y tú ya le quieres encargar niños. No, eso no pasará.

The Heirs ⭐NCT⭐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora