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— ¿Quién eres tú? — Su rostro lleno de confusión y miedo fue lo único que pudo ver.

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— Yoonoh llevas aquí una semana completa. Es mejor que vayas a descansar un rato. — Le dijo el padre de Dongyoung.

Una semana ya había pasado desde el accidente y como dijo el padre de su novio no se había despegado del hospital en todo ese tiempo. Se la pasaba en el cuarto donde Dongyoung estaba. Comía solo por Sungchan le llevaba comida, al igual que ropa porque si por él fuera ni siquiera vería la luz del sol.

— No se preocupe, estoy bien. — El hombre suspiró.

Desde que lo conoce ha sabido que es un muchacho terco. Aún no entendía cómo Dongyoung estaba todo el tiempo pendiente de él y cómo se enamoró. Pero bueno, no podía hacer nada eran los sentimientos de su hijo y él no era nadie para decirle qué sentir y qué no.

— Buenos días. — La voz del doctor a cargo de Dongyoung. — Veamos si hoy tiene alguna reacción. — El hombre sacó una aguja del bolsillo de su delantal. Descubrió los pies del joven e hizo una pequeña presión con la aguja en estos.

Yoonoh y el padre de Dongyoung estaban atentos a cada uno de los movimientos del doctor y a cada una de sus expresiones. Al lado del hombre siempre se encontraba una enfermera con una libreta dónde escribía todo lo que sucedía con el chico.

El doctor hizo una mueca al ver que Dongyoung no reaccionó al pinchazo en su pie y la enfermera anotó lo no sucedido. Luego siguieron con la mano.

La tomó y en su palma hizo lo mismo que en su pie; un pequeño pinchazo para ver si tenía alguna reacción y si, la tuvo. Sus dedos se movieron tan solo un poco pero lo hicieron.

— Al parecer está empezando a tener algunas reacciones. Justo ahora ha movido ligeramente sus dedos. Sus piernas aún no tienen sensibilidad pero eso no quiere decir que no la recupere.

— ¿Y si no sucede? — Preguntó Yoonoh con una expresión de angustia y miedo.

— Si así fuera se le realizará rehabilitación para que recupere la movilidad y sensibilidad. No siempre los pacientes de este tipo de accidentes pierden su movilidad para siempre. Solo es cuestión de que realicen ejercicios.

Eso calmó un poco el nudo que tenía en su pecho pero no del todo.

Luego de todas las pruebas, el doctor salió de la habitación no sin antes decirle que había esperanzas de que Dongyoung despierte.

Kim Youngmin se acercó a la cama donde su hijo descansaba y le acarició el cabello con ternura como sabía hacerlo cuando su pequeño lo necesitaba. Porque si, Dongyoung seguía siendo su pequeño a pesar de tener veinticinco años.

— Yoonoh tengo asuntos que resolver en la consecionaria y como sé que no te irás de aquí por ser un terco solo te diré lo de siempre. Llámame si sucede algo.

— No se preocupe, señor Kim. Lo llamaré automáticamente.

Youngmin asintió y luego volteo nuevamente hacia su hijo y dejo un suave beso en su frente.

— Nos vemos luego, pequeño.

Luego de eso salió de la habitación dejando solo a Yoonoh.

Se acercó a la cama de Dongyoung y se sentó en la silla que estaba a un lado de esta.

— ¿Sabes? No han pasado muchas cosas interesantes desde que te dormiste. — Empezó a hablarle como lo hacía desde que le dijeron que eso serviría. — Mis padres efectivamente se divorciaron y la verdad es que me sorprende que el trámite haya Sido tan rápido pero en fin eso es un asunto x. — Tomó su mano y empezó a dejar suaves caricias en ella. — Taeyong está casi igual que yo, no se despega del hospital, aunque no ha venido desde ayer. Tal vez esté ocupado. Mi hermano te ve todos los días porque bueno me trae comida y ropa limpia ya que me niego a salir de aquí. — Lágrimas silenciosas empezaron a salir de sus ojos y empapar sus mejillas. — Si me vieras ahora primero te enojarias y luego me abrazarías y dirías que todo estará bien.

The Heirs ⭐NCT⭐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora