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Sicheng miraba a la persona fuera de su cuarto con todo tipo de sentimientos pero el que mas daba a notar era el odio.

—¿Me vas a decir qué mierda haces aquí?

—Vine a hablar contigo, mocoso.—Lo empujó de la puerta y entró al cuarto.

—¿Quién te ha dicho que puedes entrar?

—Ponme un dedo encima Sicheng y no la cuentas.

—Vete de aquí, no quiero que vengas a envenenar mi habitación.

—Iré al grano.

Sicheng solo miró a Cheng Xiao esperando lo que tenía que decir.

—Escúchame muy bien, mocoso, mas te vale que te cases con ese chico si no quieres que tu hermano sufra las consecuencias.

—¿Me estás amenazando con mi hermano?

—Yo no soy solo palabras, Sicheng, no me conoces.

—Créeme, si te conozco, eres la víbora la venenosa que he conocido.

—Crees que eres listo, pero no es así. Sé donde están tu hermano y tu noviecito.

Sicheng abrió los ojos sorprendido y luego cambió su expresión a una de burla.

—¿En serio crees que te voy a creer? No soy tan idiota como para enviar a mi hermano y a mi novio a algún lugar que tú conozcas.

Cheng Xiao estaba perdiendo la paciencia, Sicheng siempre lograba eso.

—¿Crees que Europa es un sitio muy seguro?

—Vuelvo a repetir, no soy tan idiota como para enviar a mis amores a un lugar que tu conozcas. Aquí la que no piensa en buenas jugadas eres tu, víbora.

—Voy a deshacerme de ustedes, no falta mucho para eso.

—Creo que morirás en el intento.

Luego de maldecirlo un poco mas, aquella mujer al fin salió de su cuarto.

Mentiría si dijera que no tiene miedo, porque sí, tenía miedo, miedo de que esa tarántula encontrase a su hermanito y a su novio, pero estaba seguro y confiado que eso no pasaría

¿Verdad?

—Ya deja eso maldita botella, Yuta.—Takuya trataba que su amigo suelte la botella de bodka que tenía en las manos.

—Déjame, quiero olvidar por completo lo que estoy por hacer solo para complacer a mi madre.—Yuta arrastraba cada palabra que decía por la ebriedad.

—Eres un grandisimo idiota, no sé desde cuándo le haces caso a tu madre.

—Desde ahora porque estoy harto.

Takuya miraba a su amigo con el ceño fruncido, era verdad no sabía en qué momento se decidió por hacerle caso a su madre pero estaba seguro de que luego se iba a arrepentir.

—Ya, deja eso y vamos, te llevaré a tu departamento.—Le quitó la botella y jaló su brazo para levantarlo del banquillo en el que estaba sentado.

—Déjame.—Decía tratando de zafarse del agarre.

—Por la mierda, Yuta, quédate quieto.—Con mucha dificultad logró sacar a su amigo del bar llevarlo hasta su auto y meterlo dentro de este.

Cuando estaba llegando a la calle donde se encontraba el departamento de Yuta, en la entrada del edificio pudo reconocer la silueta del primo de este.

—Kenta ayúdame a sacar a tu primo del auto y llevarlo a su departamento.—Le dijo y el chico obedeció.

—¿Por qué bebió tanto.—Preguntó.

The Heirs ⭐NCT⭐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora