The Heirs ⭐NCT⭐

26♥

Los días pasaron, él visitó a la hermana pequeña de su amigo todo el tiempo para saber cómo estaba y ver si Taeyong necesitaba ayuda en algo, pero este le decía que no.

Ahora se encontraba en una reunión con uno de los inversionistas mas importantes que la empresa tenía.

A mitad de la reunión su asistente se acercó.

— El joven Yoonoh lo está buscando. —Fue lo que le dijo.

— Dile que salgo en unos veinte minutos. — Dijo en un susurro
Ese comunicado fue mas que suficiente para que se ponga ansioso y no vea la hora de que la reunión termine.

— No irás a ningún lado. — Le susurró su padre. — Debes hablar con el señor Wong.

Dongyoung se volteó y lo miró con el rostro lleno de sorpresa; Su padre tenía el rostro totalmente serio y estaba concentrado en lo que se hablaba en la reunión.

Pasaron mas de veinte minutos hasta que terminó la reunión, creyó que Yoonoh se había ido pero al salir de la sala de juntas lo vio jugando con su celular.

— Creí que te habías ido ya. — Yoonoh levantó su vista del celular y le sonrió.

— No, quise esperar. ¿Sigues ocupado?. — No pudo decir nada porque su padre lo hizo por él.

— Debe hablar con uno de los proveedores. — Dijo serio. — Hola Yoonoh.

— Buenos días, señor Kim. — hizo una reverencia.

El hombre se alejó y él le hablo a Dongyoung.

— ¿Está  de mal humor?. — Él asintió. — Y sigo cayéndole mal. — No sabía qué decir.

A su padre siempre le había caído mal Yoonoh y no entendía el por qué. Tal vez los últimos cuatro años si había una justificación pero ¿antes? no lo sabe

— Dejémoslo en que está de mal humor.

— Está bien. — Una sonrisa de diversión apareció en su rostro. — Entonces me voy para que puedas trabajar tranquilo.

— Te llamaré luego. — Yoon asintió con una sonrisa y se fue.

Dongyoung caminó hasta la oficina de su padre y entró.

— Lo del señor Wong es una vil mentira.

— ¿Quién lo dijo?. — Ni siquiera lo miraba.

— Oh vamos, te conozco muy bien, Kim Youngmin. — Ahora si su padre lo miró.

Cuando se dio cuenta de lo que dijo quiso arrancarse la lengua.

Su padre se acercaba a él lentamente cual león tras su presa.

— Papá. — Su voz salió suave. — Papito, papasito. Sabes que te amo. — No pudo decir nada mas porque ahora si su padre reaccionó.

Su única reacción fue empezar a correr por toda la oficina.

— Vuelve a llamarme como lo hiciste, mocoso del demonio. — Su padre no se detendría hasta atraparlo.

— ¡Papá, por favor, ya basta!. — Se estaba quedando sin aire.

— Quédate quieto y me detendré.

— No, porque harás lo de siempre.

— Detente, Kim Dongyoung.

— ¡Papá!. — Y como si fuera el karma; tropezó con la pequeña mesa que había y cayó al suelo.

— Ahora si, no puedes escapar, mocoso. — Su padre daba miedo a veces.