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— Hola Mark. — Y no se trataba de su padre.

Miró con rabia y asco a la mujer que se encontraba detrás del escritorio.

— ¿Dónde está mi padre? — Preguntó.

— No vino hoy. — Respondió Emily, poniendose de pie. — Pero ya que estás aquí, hablemos.

— No tengo absolutamente nada que hablar contigo.

— ¿No viste el sobre que Wendy y Christopher te entregaron? — Mark se giró lentamente cuando ella terminó de decir eso.

— Ya suponía que esto es obra tuya, porque mi padre no se metería en mi vida de esta forma. — Ella sonrió de lado. — Ahora mismo me explicas qué mierda es esto. — Le tiró el sobre encima del escritorio.

— ¿Eres ciego o qué? Es la invitación a tu boda.

— Escúchame bien, maldita loca, no sé qué carajo es lo que planeas o para qué hiciste esto pero te lo advierto no te metas conmigo porque juro que soy capaz de matarte. — Emily sólo sonreía.

— ¿Serías capas de quitarle su madre a tu hermano? — Preguntó ella con burla.

— Felix estaría mucho mejor sin ti en su vida. A demás de qué te preocupas si tú no lo quieres.

— ¿Y tú qué sabes? — Empezaba a alterarse.

— Es la verdad. — Mark se sento en uno de los sofás. — Sólo tuviste a mi hermano para retener a mi padre.

— Escucha, mocoso. — La mirada desafiante de Mark hacía que se moleste aún más. — Te vas a casar y te vas a largar de nuestras vidas.

— Sigue soñando, loca. — Se puso de pie y quiso salir pero lo que dijo Emily lo detuvo.

— Si no lo haces, quien sufrirá las consecuencias será Felix. — El tono en el que dijo eso, le puso los pelos de punta.

¿No sería capaz de dañar a su propio hijo o si? Pensándolo, si, si era capaz.

— No metas a Felix en esto, Emily. Él es solo un niño inocente en esto. — Quería gritearle de todo pero se estaba conteniendo.

— Entonces haz lo que te estoy diciendo. Cásate y márchate, es la única forma en la que podrás proteger a tu hermano. — Una sonrisa con mil intenciones ocultas apareció en su rostro pero ningúna de ellas era buena.

— ¿En serio lastimarías a tu propio hijo? — Estaba seguro que si pero aún así quería escuchar su respuesta.

— Para deshacerme de ti, si, lo haría.

— Estás loca. — Soltó con enojo.

— ¡No estoy loca! ¡No lo estoy! Soy totalmente normal.

No, esa mujer no estaba bien. Tenía un desorden mental, ¿cuál? No lo sabe pero de lo tiene lo tiene.

Mark no sabía qué hacer, por un lado, no haría lo que la loca esa quiere, pero por el otro quería proteger a su hermano. Felix es totalmente inocente de todo lo que pasa con la retorcida familia que le tocó.

— Más te vale que pienses bien qué vas a hacer. Porque lo digo en serio, si para desaparecerte de nuestra vida tengo que incluso matar a mi propio hijo, ten por seguro que lo haré.

— Un solo cabello le tocas a mi hermano y juro que yo te mato con mis propias mano, y me importa una mierda si debo pasar todo lo que me resta de vida en la cárcel.

— Ya sabes qué hacer. Cásate y así Felix estará a salvo.

No iba a permitir que su hermanito salga lastimado, no mientras él esté con vida.

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