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— Si hace algunos meses me hubiesen dicho que estaríamos viviendo como fugitivos, juro que me habría reído. — Dijo Hyunjin a su hermano mientras se ocultaban detrás de unos estantes con fruta.

— Pienso lo mismo que tú.

— ¿Cómo es que tu esposa ya te está buscando, aquí en Busan?

— A ver, Hyunjin, estoy en la misma situación que tú, no lo sé.

Cuando ambos vieron que Yuna se alejó un poco del lugar donde ellos estaban ocultos, salieron corriendo.

No estaban muy lejos de la casa, así que corrieron como si el diablo estuviera detrás de ellos.

— Ya llega... — Jeongin no pudo ni terminar de hablar ya que la mano de Hyunjin en su cintura y la velocidad con la que entró no lo dejaron.

Jaemin entró detrás de ellos y antes de cerrar la puerta miró a todos lados.

— Hyun, casi me partes en dos al hacer eso. — Jeongin tenía la mano en su cintura

— ¿Qué les pasa a ustedes dos? — Preguntó Jaeno, quién volvía con dos vasos con agua.

— Yu-Yuna. — Jaemin hablaba con dificultad por la falta de aire.

— Primero respira y luego habla, cielo.

— Yuna está aquí. — Y ahora fue Jaeno quien se quedó sin habla.

— Antes de que preguntes. No, nos vio, parecíamos delincuentes, escondiendonos detrás de los estantes.

— Esto es malo. — Dijo Jaeno.

— Si no me dices no me entero. — Respondió Hyunjin, con sarcasmo.

— ¿Tienen algún lugar a dónde ir? — Preguntó el menor de todos.

— No. — Respondieron lo tres.

Increíblemente Hyunjin tampoco sabía dónde se iría a meter a estás alturas. No solo secuestró a su pequeño novio, sino que también lo tenía oculto. Si no fuese porque Jeongin ya es mayor de edad, le estaría rezando a todos los dioses que existen para que no le den una condena tan grande si lo llegasen a encontrar.

— Esperenme unos minutos. — Sacó su teléfono y subió al segundo piso.

— ¿Qué crees que hará? — Le preguntó Jaemin a su hermano.

— No lo sé. Jeongin puede ser un niño pero creo que tiene más contactos que un líder de la mafia.

— ¿Estás seguro de que no es uno? — Preguntó Jaeno mientras abrazaba la cintura de Jaemin.

— Diciendo eso me estás haciendo dudar.

Los tres se sentaron en la sala con todas las ventanas y cortinas cerradas. Pasó al menos una hora para que Jeongin volviera a bajar.

— O se van a dormir ahorita mismo o no se levantarán más tarde. — Fue lo que dijo.

— Cariño. — Lo llamó Hyunjin.

— Yedam, lo recuerdas ¿Verdad? Está bien. — No lo dejó responder.

— Nos prestó su avión privado y sale a las tres de la mañana, así que les recomiendo que vayan a dormir ahora.

— En definitiva, cuñado, tu novio es parte de la mafia.

— Hasta que alguien se da cuenta. — Soltó Jeongin.

— ¡¿Qué?! — Gritaron los hermanos.

— Se calman. — Le dijo a los hermanos. — Los negocios que tienen nuestros padres no tienen nada que ver con la mafia.

The Heirs ⭐NCT⭐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora