The Heirs ⭐NCT⭐

40❄

— ¿Puedo pasar? — Le preguntó desde la puerta

— Pasa. — Yuta le sonrió. — Creí que estarías estudiando.

— Me escapé de tu madre.

— No preguntaré a qué fue porque ya me sé la respuesta.

— Con mi semana de exámenes encima y la presión de tu madre, en algún momento voy a explotar.

— Te prometo que la mantendré ocupada.

Aún no entendía cuál es el apuro y afán de su madre para que tengan un hijo. No es como si alguno de ellos  puediera llevar uno.

— He estado pensando en algo. — dijo Sicheng.

— Dime. — Lo guió a los sillones que tenía en su oficina.

— ¿Recuerdas la casa hogar que visitó todos los meses? — Yuta Asintió. — ¿Y si adoptamos a uno de los niños?

Bien, eso lo tomó por sorpresa.

— Ya sé que suena loco pero...

— Mi madre se volverá loca.

— Creo que es nuestra decisión. — Sicheng frunció el ceño. — No tenemos porque aguantar más sus caprichos, ya fue suficiente con el matrimonio.

Si se ponía a pensar, Sicheng, tenía razón. Su madre no tiene por qué interferir en sus vidas.

— A ver, Sicheng, sacando a mi madre de la conversación, solo espero que sea idea tuya.

— ¿Por qué no lo sería? — Preguntó curioso.

— No lo sé, tal vez se te vino esa idea a la cabeza por la presión que tienes encima.

— Dije, que podríamos adoptar a uno de los niños, nunca dije que ahorita.

— Ahora todo tiene un poco más sentido.

— Déjame hacerte una pregunta. — Yuta asintió. — ¿Imaginaste que tendríamos este tipo de conversación?

— Al principio no, porque claro está que no nos conocimos de la mejor manera, pero ahora... Si bien sigue siendo algo extraño, nuestra relación es más llevadera.

— Nos volvimos actores profesionales. — Ambos rieron.

¿Se querían? Claro que si, pero solo como amigos.

Yuta seguía teniendo sus encuentros pero no tan seguidos como antes. Extraño si hablamos con la verdad.

Sicheng aún se seguía recuperando de su ruptura con Kun. Su ahora ex novio simplemente un día llegó con él y le dijo que ya no podía seguir escondiéndose, quería su relación de antes, ¿Lo entendió?, claro que lo hizo y, aunque terminaron de buena manera, todavía seguía siendo doloroso.

— Ya no tengo nada qué hacer, podríamos ir ahora, ¿Te parece? — Sicheng lo miró unos segundos y luego asintió.

— Está bien. — Dijo con una sonrisa y luego fue hacia la puerta.

Durante todo el camino hacia casa hogar, Yuta notó el brillo en los ojos del menor. Siempre lo había hecho, Sicheng volvía con una sonrisa cada vez que iba allí.

— ¡Sicheng! — la voz alegre de un niño de cinco años los recibió, o bueno a Sicheng.

— ¿Cómo estás, Chenle? — Sicheng lo tomó en sus brazos.

— Estaba bien hasta que Shotaro tomó mis juguetes. — El niño se cruzó de brazos e hizo un puchero.

— Ya te he dicho que no deben pelear. — Desordenó sus cabellos con cariño. — Te voy a presentar a alguien. — Sicheng se dió la vuelta y miró a Yuta.