Mis dos mejores amigos dormían abrazados a mí, con el sueño profundo de los que han vivido cientos de emociones a lo largo del día y la noche. Pues mi cuerpo sabía perfectamente que, fuera del castillo, el sol se estaba alzando para reinar un día más. La habitación estaba repleta del olor almizclado que acompaña al sexo, pero también el dulzón y ferroso de la sangre. Nos habíamos dejado llevar por completo. No sabía cómo se lo tomarían cuando volviesen a la consciencia. De todos modos, no iba a esperar a que eso sucediese para descubrirlo. Estaba perfectamente saciado de todo lo que mi cuerpo pudiese necesitar.
Me levanté con cuidado de no despertarlos y me di una ducha antes de salir con la misma indumentaria de la noche anterior. Fue divertido ver la expresión de Daphne cuando me vio salir del cuarto de Pansy abrochándome la camisa, a medio vestir y descalzo. Le guiñé un ojo y salí por el corredor hacia la sala común. De camino hice aparecer unos zapatos en mis manos, para no tener que soportar más miradas curiosas hacia mis pies. Al salir de la casa de Slytherin estaba perfectamente presentable y nada en mí delataría que acababa de pasar la noche con mis dos amigos.
Caminé con tranquilidad por los corredores, subiendo un tramo de escaleras tras otro, en dirección a la Torre de Gryffindor. Tenía que despertar a Hermione, sabía que no le gustaría pasar el día en cama. Pensé en la noche anterior, el modo en que me había alejado de su lado, su enfado por haberla encerrado en el Abismo. Esperaba que, a esas alturas, ya se le hubiese pasado un poco. No me arrepentía de nada de lo que había hecho. Apartarla de la lucha había sido una medida por su seguridad, no podía culparme por querer mantenerla a salvo de un ataque del Sabbat. Isabel tenía razón al haber dicho que no podía estar con ella aquella noche, mi entusiasmo tras una batalla mezclado con haber ingerido sangre de hombre lobo, no era lo más apropiado para dormir con mi novia. Podía haber sido demasiado brutal con ella, conociendo lo mucho que le gustaba llevarme al límite de mis fuerzas.
No sabía qué hacer al respecto de lo ocurrido con Blaise y Pansy. Sí, habíamos pasado la noche de una manera que Hermione podría interpretar como una traición. Pero, no lo sentía como tal. Simplemente había satisfecho la necesidad de Blaise y la curiosidad de Pansy, es normal que un mordisco aquí y otro allá provoque este tipo de cosas. Sería mejor que no le dijese nada, no me apetecía tener que soportar un ataque de Isabel a primera hora de la mañana. Porque volvería a lanzar a esa perra sarracena contra mí, estaba claro. No tiene la fuerza para enfrentarse a un vampiro, no puede usar la magia porque soy inmune a ella, es normal que utilice a una mercenaria para hacerme pagar sus enfados. Pero por mucho que logre comprender sus razones, no deja de matarme el nivel de entendimiento al que han llegado esas dos.
Por momentos me da la impresión de que la vampira es Hermione y no yo. Estas navidades ha encandilado a toda mi familia con una sonrisa. Isabel come de su mano, atiende sus deseos como si fuesen órdenes del cabeza de clan, se comunican con la mirada o gestos. Es demencial. Igual que la curiosa amistad que sé ha nacido entre ella y Tony. ¿Cómo es posible que una humana sea capaz de arrebatarle el corazón a los vampiros más despiadados sobre la faz de la tierra? Sigo sin explicármelo. Supongo que todos han terminado por caer ante su naturalidad, esa que hace que me vuelva loco.
La señora gorda no me pidió contraseña alguna, me dejó pasar tras mirarla amenazadoramente por unos segundos. Pude oír cómo se quejaba a su amiga de otro cuadro de que ella no estaba hecha a prueba de bichos peligrosos, que ya le había advertido a Dumbledore de que a lo mejor tendría que ser sustituida por otro cuadro para custodiar esta entrada. Entré en la sala común de Gryffindor y me encontré con varios alumnos. Me miraron con una mezcla de curiosidad, miedo y sorpresa, imagino que no creyeron que volviese a entrar allí. Pobres ingenuos, no hay lugar en todo el castillo al que me esté vedada la entrada. Los saludé, por mera educación, antes de subir por las escaleras hacia los dormitorios.

ESTÁS LEYENDO
Entre las sombras
RomanceDraco sufre un grave accidente y su única manera de salvarse es convertirse en un vampiro, de todos modos desea regresar a Hogwarts y terminar su último curso... pero lo va a tener muy difícil.