El tren estaba emprendiendo ya el último recorrido que nos acercaba más a Hogwarts. Pronto estaríamos de vuelta en el castillo con todos los demás. Tendríamos que volver a las intrigas palaciegas, las miradas de reojo, los cuchicheos que mis oídos captarían como acusaciones en voz alta. Miré a Hermione, descansaba contra mi pecho, durmiendo tranquila. Blaise también estaba dormido contra el regazo de Isabel. Aún no sé ni cómo eran capaces de compartir el diminuto espacio del sofá, miré a Isa y nos sonreímos ante la curiosa imagen.
Neville y Luna estaban en su mundo de manos y miradas, unidos de un modo que iba más allá de todo lo que les rodeaba. Lavender leía con avidez Corazón de Bruja, tenía que ponerse al día de todos los chismes. Pansy entró con unas cuantas chuches y se puso a comerlas mientras leía el Profeta. Harry seguía observando el paisaje, se removía inquieto en su asiento, con cuidado de no despertar a Ginebra, eso sí.
- ¿No encuentras acomodo, Harry? – Le pregunté en un susurro, alzando una ceja para acompañar mi tono burlón.
- No. Supongo que estoy nervioso por volver a las clases y los exámenes. – Encogiéndose de hombros.
- Sí, será eso. – Acordó Isabel sonriéndose. – No tiene nada que ver con las semanas que has pasado en compañía de cuatro ninfómanas.
- No, por supuesto. – Añadí yo. – Isa, has de saber que Harry es un alumno muy aplicado a sus estudios, es perfectamente normal que se preocupe por las clases.
- Claro. – Siguió ella, haciendo caso omiso a la mirada de reproche que nos lanzaba el héroe. – No existe ningún tipo de relación con eso, o con las miradas de sus compañeros de cuarto.
- Seguro que esta noche sólo hablan acerca del temario para Transformaciones.
- ¿De qué otra cosa iban a querer hablar unos chicos tan responsables? No será acorralado por sus amigos para que les cuente cada una de las distintas artes amatorias que ha aprendido y practicado con las sobrinas de Lucian. – Siguió ella.
- En absoluto… - Empecé yo.
- ¿Queréis parar de una vez? – Me interrumpió. – No pienso decirles una sola palabra, ¿vale? – Protestó. – Si tienen curiosidad… que se la muerdan.
- ¿Ves? Lo que te estaba diciendo… es todo un caballero… - Me callé al mismo tiempo que se detuvo el tren.
Todas las luces parpadearon cuando el tren dejó su lenta y segura marcha con una sacudida. Isabel y yo nos miramos. Pude ver la sonrisa desaparecer de su rostro, al mismo tiempo que crecía la preocupación por Hermione. Su mirada se dirigió hacia ella y todos los que nos rodeaban, pero no pude verla más. Los zarcillos salieron de las esquinas del compartimento, respondiendo a mi pensamiento inmediato, golpearon las titilantes lámparas cercanas y la oscuridad nos embargó. Hermione se sobresaltó, Lavender y Luna gritaron. Todo el compartimento se convirtió en un revuelo. Pero Hermione y yo ya no estábamos allí. No esperé un segundo más para hundirnos en las tinieblas que nos rodeaban.
Caímos en medio del Abismo, rodeados de demonios que sentían mi agitación. Percibí a otro Lasombra cerca. No tan viejo como yo, pero con muchos más años de experiencia que yo. Hermione se aferró a mi cuello. No le daba miedo el Abismo, sabía lo que le esperaba allí, tenía muy claro que era un lugar seguro. La entregué en custodia de uno de los demonios que al menos tenia manos.
- Tranquila, cariño. No te ocurrirá nada. – Besándola para tranquilizarla. – Tengo que volver. Aquí estás a salvo.

ESTÁS LEYENDO
Entre las sombras
RomansaDraco sufre un grave accidente y su única manera de salvarse es convertirse en un vampiro, de todos modos desea regresar a Hogwarts y terminar su último curso... pero lo va a tener muy difícil.