Entre las sombras

48. Diario

Las vacaciones en casa de los padres de Hermione habían terminado convirtiéndose en lo que Isabel y yo tanto deseábamos, unas vacaciones como es debido para todos. Tras el incendio de la casa de los Greenworth, todo se fue calmando de manera progresiva. Por las tardes siempre teníamos algún plan con los amigos de Hermione y eso solía incluir muchas noches también. Las mañanas se convirtieron en nuestros momentos favoritos. Isabel se lo pasaba en grande con la colección de coches viejos que tenía Rupert y yo deambulaba por la casa con Jean. Mientras tanto, Ziva y Hermione dormían plácidamente en los dormitorios, recuperando las fuerzas.

Mis suegros ya habían asumido que Hermione dependía de mí para poder conciliar el sueño y aceptaban que compartiese su dormitorio. A Jean le gustaba entreabrir la puerta por la mañana y espiar si estaba despierto, conociendo esa costumbre, yo no dormía apenas para estar pendiente de ella. Tuve incluso que explicarle una vez que, así como me preocupaba de que Hermione durmiese y comiese cuando era necesario, para mí el canon era distinto. La tuve protestándome durante toda la mañana hasta que llegó Hermione y le confirmó que yo era un caso perdido.

Quizás por estar tan despreocupados y tranquilos, olvidándonos de todo lo que nos esperaría a la vuelta en el colegio, pude enterarme de algo que me dejó completamente sorprendido y que aclaró muchas de mis dudas.

La tarde anterior habíamos organizado una maratón de películas de ciencia ficción porque hacía mal tiempo para estar en la piscina o salir por ahí. Terminamos de verlas cuando era madrugada y no nos dio tiempo a recoger el salón. Había convencido a Jean de que era mi responsabilidad el ocuparme de devolverlo todo a su sitio, habíamos movido muebles para tener más espacio y se habían caído unas cuantas palomitas por el suelo en los momentos más emocionantes de algunas películas.

Debajo de uno de los sofás encontré un cuaderno. Estaba encuadernado en cuero y parecía muy gastado por el uso. No tenía ningún título en el lomo, pero sí mostraba el escudo de los Assamitas grabado a fuego, ligeramente desvaído por lo que adiviné eran siglos de uso. Debería haberlo dejado a un lado para dárselo a Isabel cuando volviese del garaje, pero no pude resistir la tentación de abrirlo. Estaba escrito con una letra elegante pero diminuta, como si alguien hubiese conseguido amaestrar a hormigas para situarse unas tras otras para formar las palabras. En un rápido vistazo me di cuenta de que era un diario en el que Isabel relataba todo lo referente a su asignación como guardaespaldas de Hermione. Me senté en el sofá y comencé a leer algunas entradas, sorprendido por el estilo directo y escueto con el que trataba algunos temas.

Libro de Campo

Propiedad de Isabel Al Baast

Día 1

Tras pasar una temporada ejerciendo de instructora de un impetuoso neonato inglés creí que por fin podría tener algunos días libres para disfrutar de unas relajantes vacaciones pero no… Thetmes ha requerido mi presencia en Alamut por lo que deduzco que hay otra misión que requiere mi inmediata atención.

Llego a Alamut y como suponía se me han acabado las vacaciones. Lucian ha contratado específicamente mis servicios, el Lasombra ha solicitado expresamente que fuese yo al propio Haqim… no hay lugar a negaciones… esta vez no será un asesinato sino algo tan sencillo y complicado a la vez que convertirme en la protectora de una humana que acaba de convertirse en objetivo por culpa del inglés.

Contrato firmado. Sujeto identificado. Me dispongo a preparar mi marcha.

Creo que yo era el “impetuoso neonato inglés”. Eso dejaba claro que Lucian no había ahorrado tiempo en avisar a Haquim para que la enviase a Hogwarts para proteger a Hermione. No me extraña que me tuviese tirria al principio, se suponía que al fin iba a tener unas vacaciones y yo se las había arruinado.