Estaba a punto de amanecer. Hermione no había sido capaz de dormir en toda la noche porque la había mantenido en un estado constante de excitación, mas ahora debía volver a mi refugio, antes de que las sombras no me permitiesen salir sin ser visto de la torre. Sentí cómo temblaba por última vez bajo mi cuerpo y me ofrecía su cuello para que la mordiese de nuevo, quise resistirme pues no quería dejarla demasiado debilitada pero la arteria pulsante me llamaba y sus brazos me atraían de nuevo hacia ella…
- Tengo que irme, Hermione… - Levantándome de la cama.
- ¿Por qué no te quedas aquí? – Preguntó aún con la respiración agitada. Me sonreí al ver su sonrisa de satisfacción.
- No puedo. Soy demasiado peligroso cuando estoy descansando… no quiero hacerte daño. – Recogiendo mi varita y haciendo aparecer unos pantalones para poder cubrirme y dejar de ser una tentación para ella – Necesito descansar, en cuanto se acerca el sol mi cuerpo me pide a gritos que descanse. – Me acerqué para besar de nuevo sus labios – Pero seré todo tuyo en cuanto comience a atardecer.
- No podremos repetir lo de esta noche durante la semana… necesitaré dormir – Riéndose mientras se levantaba y buscaba algo para ponerse – Supongo que no estaría de más que te acompañe hasta la salida.
- No es necesario, puedo irme sin ser visto de una manera mucho más cómoda, tú duerme un poco. – Riéndome mientras la devolvía a la cama – Necesitas descansar mucho más que yo. – Sus brazos se anclaron en mi cuello para impedir que me alejase – Hermione, si se alza el sol y aún estoy aquí tendré que irme igualmente pero no podré hacerlo de un modo discreto. – Besándola al ver que hacía un mohín. – No puedo usar buena parte de mis habilidades durante el día… - mirándola divertido – No habría sombras que me ocultasen ni tampoco podrías pasear con el lobo blanco… me acompañarías a mí, a Draco Malfoy, por las escaleras y la sala de Gryffindor y puede que me viese algún madrugador que le iría con el cuento a todos los demás… entonces tendrías que soportar un interrogatorio completo sin tenerme cerca para apoyarte…
- No es eso… es que me gustaría poder dormir… contigo – dijo en un murmullo.
- Si quieres puedo hacer que te duermas en el acto y de ese modo no te enterarías de que me voy…
- No es lo mismo, sé que no estarás a mi lado cuando despierte… - Protestó con un suspiro de resignación - ¡Vete a tu cubil! – Aceptó al fin.Entendía su frustración, a mí también me gustaría poder quedarme con ella y abrazarla mientras duerme, pero no puedo permitirme bajar la guardia ni un segundo estando a su lado… si tan solo el letargo se apoderase de mí teniéndola tan cerca, las consecuencias serían terribles. Podría llegar a matarla sin siquiera darme cuenta y no deseo eso. Me metí en el armario con una sonrisa pues era el lugar más oscuro de la habitación, de inmediato las sombras me rodearon y entré en el Abismo… ya no existía el tiempo ni el espacio, ni siquiera la inminente llegada del sol me podía afectar allí pues estaba congelado en el mismo punto y no se movería hasta que saliese de nuevo a la realidad.
Descendí por las sombras, a mi alrededor se arremolinaban los Demonios del Abismo, horrendos y hambrientos como siempre, esperando que cometiese algún error para saltar sobre mí. Algunos me conocían de la primera vez que había entrado con Lucian en el Abismo mas no por ello me perdonarían la vida si perdiese el control de las sombras aunque fuese un solo segundo. No les hice caso y seguí mi camino tranquilamente hasta llegar al punto en que deseaba salir de la oscuridad que me rodeaba. Había decidido trabajar en el proyecto de la Cámara de los Secretos hasta que mi cuerpo no pudiese más.
Me situé en el medio de la cripta y observé a mi alrededor. No es que fuese un lugar muy acogedor precisamente, lo primero que hice fue eliminar los restos de la estancia del Basilisco, limpiar todo el moho y el musgo que se había acumulado por todas partes a causa de la humedad. Miré las estatuas de serpientes que flanqueaban el pasadizo, con un gesto de varita se convirtieron en hermosas estatua de ninfas mucho más agradables para la vista. Estaba pensando en todo lo que quería modificar en aquel lugar cuando guardé la varita en el bolsillo y los cambios comenzaron a producirse igualmente, me di cuenta de que ya no estaba atado a ella para poder ejecutar mi magia, una sonrisa iluminó mi rostro a medida que toda la cámara se iba modificando en el orden de mis deseos.
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Entre las sombras
RomansaDraco sufre un grave accidente y su única manera de salvarse es convertirse en un vampiro, de todos modos desea regresar a Hogwarts y terminar su último curso... pero lo va a tener muy difícil.