46. Padres

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El lunes por la mañana retardé todo lo posible el despertar a Hermione. Terminé de organizar nuestros equipajes, revisé con Isabel los puntos seguros en los que podíamos aparecer dentro del aeropuerto, calculando las probabilidades de un posible ataque en un punto tan alejado de la ciudad. Cuando resultó inevitable, la desperté despacito, ya con una bandeja lista con el desayuno en la mesa.

- Despierta, Bella Durmiente, tenemos que irnos a Londres. – Le susurré al oído.

- Cinco minutitos más. – Masculló aún medio dormida.

- No puedo concederte más tiempo, tenemos el justo para que te duches, desayunes y te vistas antes de irnos. ¿No querrás aparecer desnudita en mitad del aeropuerto? A tus padres no les iba a gustar.

- ¿Aeropuerto? – Me miró sorprendida y totalmente despierta. - ¡Les dije que viniesen a buscarnos a la estación!

- ¿Cómo quieres que vayamos a la estación desde Aquitania? Lo normal es que aparezcamos en un aeropuerto. – La guié hasta la mesa, sentándola delante de su café. – Bebe café, luego piensa.

- Lo siento… - Tras beberse una taza completa. – Tienes toda la razón, ahora recuerdo que a mi padre le extrañó que le dijese la estación. – Le rellené la taza y se la volvió a beber. – Tendré que avisarles… ¿tenemos teléfono? – Preguntó aún no muy despierta.

- Revisa esa cartera. – Sonriéndome al señalarle una cartera porta documentos de cuero que tenía al lado.

- ¿Qué es todo esto? – Esparciendo su contenido.

- Yo diría que es una billetera, un teléfono móvil y un pasaporte. – Enumeré.

- ¡Pero esta no es mi fecha de nacimiento! – Exclamó al revisar el pasaporte. – Según esto tengo 22 años…

- Tony dijo que tenías unos veinte, pero quisimos redondear a una edad con la que no tengas inconvenientes en otros países, por si acaso. – Le aclaré. – Sería buena idea que cogieses el teléfono para avisarle a tu padre de que llegaremos a las diez y media en el vuelo 34 de Air France al Aeropuerto de Heathrow, terminal cuatro.

- Sí… vale. – Examinando la billetera. - ¿Y todo este dinero?

- Simplemente un poco de calderilla, por si necesitas comprarte algo en metálico, aunque es preferible que utilices la tarjeta. – Me miró asombrada. – Es más cómodo para llevar luego la contabilidad, seguro que Dominique te lo agradecerá.

- Draco… aquí hay cerca de quinientas libras, no puedes llamar a eso calderilla…

- ¿100 galeones te parece mucho? – La miré extrañado - Olvídate de esas menudencias. – Cogí el móvil. – Llamar. Padre. Aeropuerto. Heathrow. Terminal 4. 10:30.

- Sí…. Sí…. – Asintió de mala gana tomando el móvil y mirando el teclado unos segundos antes de comenzar a marcar. – Tengo tan poca práctica que, a veces, me cuesta acordarme del número de teléfono de mi casa. – Protestó huraña. – Hola, papá. Me alegra haberte cogido a tiempo. No, no pasa nada. Es que no me di cuenta y, por la fuerza de la costumbre, te dije que nos vinieses a buscar a la estación y en realidad vamos a llegar en avión. – Pude escuchar la expresión de sorpresa del señor Granger al otro lado de la línea. - Lo siento, papá. Ya te digo que fue una tontería. Sí, llegaremos a la terminal cuatro de Heathrow a eso de las diez y media. Somos cuatro en total. Sin problemas, en el cuatro por cuatro entramos todos. – Se sonrió. – Yo también tengo ganas de veros. Un beso. Hasta dentro de un rato. – Colgó el teléfono y me miró sorprendida. - ¡Está encantado de venir a buscarnos!

Entre las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora