Han pasado tres semanas desde que hemos tomado control de Hogwarts. Ya no encontramos resistencia alguna a nuestras órdenes, la campaña de terror ha terminado y podemos dedicarnos a lo que corresponde, que es estudiar para los exámenes finales. Buena parte del éxito se lo debemos a Tony, por supuesto, si no fuese por su eficiente sistema de torturas, no habría quedado más remedio que diezmar al resto de los alumnos. Pero no, con Tony encargándose de introducir en sus mentes el respeto a través del dolor, ahora todos se apartan a nuestro paso y podemos asistir a las clases sin la constante vigilancia de los primeros días. Incluso Lucian devolvió a su forma humana a Romilda Vane, en un gesto de generosidad.
Las horas de las comidas en el comedor siguen siendo lo mismo, la única mesa en la que se intercambian chascarrillos, bromas y pullas es la nuestra. Todas las demás permanecen en un estentóreo silencio. Los profesores imparten las clases a desgana, señalando los puntos más importantes para los exámenes y olvidando cualquier añadido que pudiese enriquecer la enseñanza. Pero eso a nosotros no nos importa, pues cada noche disponemos de otros profesores que nos enseñan aplicaciones y artes mucho más interesantes.
Ziva ya ha recuperado todos sus recuerdos por completo, lo que hace que tengamos al propio Merlín enseñándonos los secretos de la historia de la magia, Tony disfruta contándonos las antiguas recetas druídicas, así como algunos encantamientos ya olvidados, Julia también ayuda a su marido a recordar hechizos que hace tiempo que no utilizan, pero que aún son perfectamente válidos para los magos que requieren de la varita. Lameth sigue siendo el artista de las pociones, rememorando algunas cuyos usos ya no tienen sentido en el día de hoy, pero es divertido escucharle contando cómo tenían que esmerarse en su época para encontrar algunos ingredientes complicados. Curiosamente, Ennoia es la mayor fuente de herbología que jamás pudimos sospechar, conoce infinidad de plantas y sus usos, no todas son especies exóticas como las mandrágoras o las branquialgas, pero sí nos habla acerca de plantas que sólo pueden encontrarse en la espesura de la selva, líquenes que crecen en remotos lugares, algas que sólo están en pequeños lagos perdidos en cordilleras de montañas que apenas son exploradas. César es quien más disfruta con las lecciones nocturnas, llevándonos muchas veces a lo alto de la torre para que podamos observar las estrellas. Las conoce tan bien como la palma de su mano, constelaciones enteras y la importancia de su situación, la historia que cada una de ellas cuenta.
Tan calmadas están las cosas ahora, que Lucian y César han propuesto que se recupere el torneo de Quidditch. Resulta un poco complicado, buena parte de los equipos están deshechos por culpa de la “limpieza” que se realizó al principio, también algunos habían sido víctimas de las torturas de Tony. No veía exactamente qué bien podría venir de intentar retomar el juego, por el cual ya había perdido buena parte del interés que tenía hacía tiempo. Pero César se carcajeó cuando se lo comenté.
- Pan y circo, querido muchacho, pan y circo. Siempre es bueno tener a las masas pendientes de otra cosa que no sea el gobierno, si les das de comer y las entretienes con juegos, sus mentes no estarán ocupadas en buscar el método de derrocar un gobierno con el que no están realmente contentos. – Me explicó. – Te aseguro que es un método en el que, nosotros los romanos, éramos verdaderos expertos. – Riéndose.
- Pero, César… una parte de los jugadores están muertos, otros son ghoules y no pueden jugar, algunos están traumatizados por las torturas de Tony… ¿Realmente crees que tendrá el efecto deseado?
- Dime una cosa, chaval… ¿Cuántos se presentan cada año a las pruebas para poder optar a estar en el equipo?
- Muchos.
- Ahí tienes tu respuesta… - Sonriéndose. – Los que siempre han querido jugar ahora tendrán la oportunidad de hacerlo porque hemos dejado un buen número de vacantes para que las rellenen. Hazme caso, verás como pronto Lucian se ve agobiado por varios chiquillos que quieren obtener permisos para jugar al maldito juego. – Dándome unas palmaditas en el hombro.
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Entre las sombras
RomanceDraco sufre un grave accidente y su única manera de salvarse es convertirse en un vampiro, de todos modos desea regresar a Hogwarts y terminar su último curso... pero lo va a tener muy difícil.