¡Un nuevo día amanece en el mundo de magolandia! Los zombis de mi esposa, como todas las noches, han velado por nuestra seguridad durante nuestro descanso, nadie nos ha molestado. Aunque hay que ser o muy poderoso o muy estúpido para lograr atravesar la barrera de protección que ha colocado Lameth en la entrada a nuestra torre, así como en cada uno de los descansillos de las escaleras que dan acceso a nuestras habitaciones. Igualmente hay que estar chalado por completo para atreverse a entrar en una habitación custodiada desde fuera por dos zombis y que está plagada de runas protectoras. Pero me puedo esperar cualquier cosa de estos chiquillos inconscientes sin sentido de la auto conservación después de lo vivido el día anterior. ¡Mira que querer chamuscar al pobre Lameth!
Pero claro, como es el santurrón de la familia, siempre van todos los abusones a por él. Porque, no tengas miedo que se metan con Lucian o conmigo, no, van a por el que saben que no va a devolvérsela. Mas, en esta ocasión, les ha salido el tiro por la culata, no se esperaban que la jovencita que está a su lado fuera a tomarse la justicia por su mano e iba a darles su merecido. ¡Pero qué encanto de niña! ¡Qué maestría a la hora de mentir! ¡Qué exquisitez en la ejecución de su venganza! Casi me arrepiento de haberme portado tan mal con ella en navidades. Casi, porque si no lo hubiese hecho, probablemente ahora no sería lo que es, porque Lameth aún estaría mirándola de reojo sin atreverse a decirle ni pío. ¡Qué dura es la vida de los omniscientes y qué poquito me comprenden!
El caso es que hoy también nos espera un día movidito. Los niños no nos van a dejar tranquilos ni un minuto. Casi lo estoy deseando, las cosas se habían vuelto muy monótonas últimamente, lo único que me mantiene activo, demasiado para mi gusto, es el ocuparme de tener alejadas a la israelí y la árabe de las narices. Mi encantadora esposa no sabe que hoy va a tener que intervenir en muchas discusiones, me gustará verla interceder por mí o por los demás. Cada vez que le sale esa vena protectora hace que me hierva la sangre. Aunque ahora mismo está deliciosamente dormida junto a mí en nuestro tálamo matrimonial, su cabello castaño de terciopelo está enredado entre mis dedos, sus miembros delicados enroscados con los míos, pues estamos unidos hasta en el subconsciente de tal modo que ni dormidos podría nada separarnos.
Esta mañana me toca a mí despertarla, por eso deslizo mis dedos por su sedoso cabello hasta liberarlos con extremo cuidado, disfrutando del roce de cada una de las fibras de ese manto pardo que es su cabellera, para después tocar levemente la suave porcelana de la que está hecho su rostro. El tenue aleteo de sus párpados hace que un encantador susurro cruce el dormitorio, hasta que sus ojos del color de las avellanas se posan en mí. Es entonces cuando en mis labios se forma una sonrisa, una que nada tiene que ver con las que suele mostrar mi rostro, sin rastro de malicia o sarcasmo, sino que en ella está mi deseo expreso de que tenga un buen día. Se alza ligeramente, apoyándose en mi pecho, devolviéndome esa misma sonrisa cargada de ilusión por un nuevo día, desciende con su rostro sobre el mío y deposita un dulce beso sobre mis labios con los suyos. Un beso suave y delicado como el roce de un pétalo. Es mi amada.
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No podíamos estar toda la mañana en el dormitorio, por mucho que seamos los únicos que podemos permitírnoslo. Tras una larga ducha y una interminable sesión frente al armario para que mi deliciosa esposa escogiese vestuario, salimos al descansillo para encontrarnos con el resto de la comitiva. Empezábamos el día discutiendo precisamente por la vestimenta apropiada, no la de mi amada, por supuesto ella iba impecable, sino la de Lucian y sus sirvientes. Al Lasombra se le había subido el mando a la cabeza e iba armado hasta los dientes, en sus dos versiones, igualmente sus ghoules iban cargados de armas. Luc y Lara llevaban dagas y pistolas automáticas, al igual que los dos secretarios, Dominique y Laurent, a los magos sólo les había dado dagas, pero ya llevaban consigo las varitas, que contaban como revólveres de por sí.
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Entre las sombras
RomanceDraco sufre un grave accidente y su única manera de salvarse es convertirse en un vampiro, de todos modos desea regresar a Hogwarts y terminar su último curso... pero lo va a tener muy difícil.