Hermione y yo tuvimos nuestra deseada reconciliación entre las sábanas de mi cama, lástima que tardásemos tres semanas en poder disfrutarla. Sus brazos me rodearon como ninguna de mis conquistas había hecho jamás: con pasión, amor y confianza absoluta; siempre me maravillaré de cómo se entrega a mí por completo en todo momento. Cuando mordí su cuello y la sangre llenó mi boca, me sentí inundado de placer. Había vuelto a donde debía estar.
- ¿Qué me he perdido? – Pregunté mientras sembraba su hombro con delicados besos, llevábamos horas entregados a nuestra reconciliación, ahora se recostaba jadeante contra mí, intentando recuperar el aliento. – Dijiste que Lucian vino a hablar contigo, ¿qué te dijo?
- Bueno, me explicó algunas cosas que no había sido capaz de ver. Sobre todo me contó lo de que sois adictivos. – Suspiró – No le hubiese creído si no lo hubiese pasado tan mal estos días sin ti. – Estremeciéndose.
- ¿Tan malo ha sido? – Abrazándola contra mí.
- Horrible. Lo peor eran las noches. Estuve a punto de pedírselo a Isabel en varias ocasiones, necesitaba tanto sentir esta piel fría contra mí. – Acurrucándose en mis brazos.
- Pero no lo hiciste, ¿verdad? No se lo pediste a Isabel. – En mi interior sabía que Isa no se prestaría a ello, pero de todos modos estaba calculando mentalmente el mejor modo de matarla por siquiera haber escuchado la petición de Hermione.
- No. Me contuve. – Besando mi brazo cariñosamente - ¿Tú qué hiciste en estas semanas? Lucian no me supo decir dónde estabas, aunque creo que no quería decírmelo. – Arrugando el entrecejo, molesta con mi sire.
- Estuve con Tony y Julia. – No pienso decirle toda la verdad – Tony se ofreció gustoso para idear cientos de cosas que mantuviesen mi mente ocupada y no pensase demasiado en la hermosa bruja que me vuelve loco. – Volviendo a besar su hombro – Pero, para desgracia de Tony, estás demasiado dentro de mí como para olvidarte tan fácilmente. – Me sonreí recordando su hermoso rostro concentrado en buscar algo entretenido para mí – Julia, sin embargo, supo perfectamente reconocer los síntomas y no se enfadó conmigo a pesar de volver loco a su marido por una temporada. Fue la que me ayudó a ver la verdad de lo que siento por ti. - Se giró para mirarme – Me temo que estás condenada a tener a un vampiro a tus pies para el resto de la eternidad. – Le dije sonriente - ¿Te molesta mucho eso?
- No, mientras seas tú. – Forzando su cuello para besar mis labios, un gesto que me hizo olvidar todo lo que quería preguntarle y concentrarme en el dulce sabor de su boca mientras acariciaba su cuello, dispuesto para mí, mostrando las marcas de mis dientes. – Te amo. – Susurró cuando se separó para tomar aire.
- Yo también te amo, preciosa. –Le respondí, diciéndolo con sinceridad por primera vez.
- Es la primera vez que te creo cuando me lo dices. – Mirándome con las mejillas sonrosadas – Antes me parecía que lo decías sólo por compromiso, me mimabas, me cuidabas y eras el novio perfecto. Sin embargo, me parecía una mentira demasiado bonita como para no querer despertar.
- Eso es, cariño, porque estos días sin ti me han ayudado a ver muchas cosas con claridad. Hasta ahora no sabía que en realidad no deseo estar con otra persona que no seas tú. – Sonriendo para mis adentros, resultó que en realidad el único que estaba siendo engañado durante este tiempo era yo, ella siempre supo que fingía. – Ahora dime si ha pasado algo interesante estos días en que no he estado. – Suspiré resignado.
ESTÁS LEYENDO
Entre las sombras
RomantikDraco sufre un grave accidente y su única manera de salvarse es convertirse en un vampiro, de todos modos desea regresar a Hogwarts y terminar su último curso... pero lo va a tener muy difícil.