Entre las sombras

22. Nochebuena I

Esa mañana no me extrañó que Lameth fuese el primero en levantarse, cuando llegué a la cocina, me lo encontré preparando el desayuno mientras canturreaba una antigua canción. Tenemos que reconocer que la visita de estos chavales ha sido como volver a ser humano, salvo por algunas excepciones. Pero el mejor parado es Lameth, sé que echaba de menos poder hablar de magia y pociones con Draco, al viejo mago le encanta recordar los tiempos en que era humano y un gran mago en su tierra natal, ya desaparecida.

- ¿Qué tal Lavender? – Le pregunté, preocupado por la chica.

- Durmiendo como un ángel. – Acercándose para compartir un café conmigo. – Es una pena lo de Tony… - Se lamentó - ¿Cuándo crees que lo soltará Julia?

- Me acercaré a su casa dentro de un rato… - Tomando un cigarrillo – Pienso tomar el relevo, no es justo que Julia se quede sin fiestas. – Sonriendo malicioso.

- ¡Hay que ver lo que disfrutáis con las torturas! – Negó con la cabeza.

- Sobre todo porque para torturar a Tony hay que ser creativo. ¿Cómo torturas a un hombre que disfruta tanto padeciendo? Es un verdadero reto.

- ¡Buenos días! – Apareció Ginebra. - ¿No me digas que soy la primera en bajar a desayunar? – Sorprendida.

- Anoche nos fuimos temprano a la cama y tú te dormiste pronto. – Le expliqué antes de besarla con fruición. – Puede que los demás tarden un poco en aparecer. – Acercándole un café y una copa que Lameth ya tenía preparada. – Hoy necesito que ayudes a Lara a ser una buena anfitriona, cariño. – Besando su frente. – Tengo que salir para ocuparme de unas cosas.

Me encontré con Draco cuando salía de mi cuarto, no le dije nada acerca del castigo de Tony y le disuadí para que se quedase y ayudase a Lara con sus invitados. Pronto se despertarían y no quería que se aburriesen. Cogí uno de los coches y me acerqué a la casa que Anthony y Julia tenían en la City. Julia ya me estaba esperando ansiosa en la puerta. No me sorprendió el no encontrarme con Tony, probablemente lo tenía encerrado en el Velo, sufriendo con lo que, todas las almas inocentes que había arrebatado a lo largo de los siglos, le estaban haciendo pasar.

- Veo que te has empleado a fondo. – Le reconocí al ver los cuerpos dormidos de tres niños en el salón. – De seguro que lo ha pasado mal viéndolos sin poder tocarlos.

- Estoy deseando sacarlo de ahí, Lucian. – Me dijo mordiéndose el labio inferior.

- Lo sé, Jules. – Me sonreí – Sólo necesito que me hagas un favorcito.

Le expliqué mis intenciones para torturar por mi parte a Tony. Estaba claro que tenía que llevármelo al Abismo, para que no escapase y me estropease la diversión, pero no por ello dejaría de ver lo que yo querría que viese.

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Dejé dormir a Marcia y Pansy, nos habíamos acostado tarde y ellas necesitarían descansar mucho más de lo que lo necesitaré yo. Lucian ya está cogiendo el coche para ir con Julia y yo he de comenzar a preparar la casa para esta noche. Me uní a Lameth y Ginebra, tras darme una ducha rápida y cambiarme de ropa. En breve, la cocina estuvo bullendo de actividad con los chicos desayunando por todas partes. La única que parecía fuera de lugar era Cho, se tomaba su cacao con una mueca de disgusto por las conversaciones que había a su alrededor.

- A ver, chicas… - Zabini miraba con picardía a Cat y Felicia. – Tengo que preguntároslo porque no aguanto más. ¿Qué tal se porta Potter en la cama?