¿He mencionado ya que sé con anterioridad muchas de las cosas que les ocurrirán a miembros de mi familia? Sí, vale, de vez en cuando se me pueden escapar algunas, pero es que hay demasiadas variables y no siempre puedo estar pendiente de todas ellas. En realidad no es que vea el futuro, sino que simplemente veo las consecuencias de ciertos aspectos de la vida de aquellos con los que me relaciono continuamente. Llevo milenios acostumbrándome a ese latigazo que siento cada vez que toco a una persona y toda su vida pasa por mi mente en un segundo… sigue jodiendo igual que la primera vez, pero ahora sé disimularlo mucho mejor.
El caso es que ahí estaba el caso de H… ¿Cómo explicar lo complicado que resultaba ella para mí? Tenía que ocultarle tantas cosas de su vida, tantos aspectos de su pasado, de sus múltiples pasados… pero también debía ocultar muchas cosas de su futuro, algunas interconectadas con esos pasados de un modo que parecía que el tejido de su vida fuese el caos más intrincado que jamás había visto en la mía. Todo lo relacionado con AJ era pan comido en comparación con ella. Pero no quiero revelar más de la cuenta… porque entonces no sería divertido. Allí estaba yo, esperándola en las escaleras, haciéndome el encontradizo en el momento en que sabía que ella deseaba hablar conmigo a solas. Se sonrió al encontrarme allí, sentado y jugando con una moneda.
- ¿Por qué será que me imaginé que no me iba a resultar difícil encontrarte? – Dijo ella con una sonrisa amarga, sentándose a mi lado.
- Quizás es que empiezas a conocerme demasiado, gatita. – Volviendo a lanzar la moneda al aire. - ¿Me buscabas entonces? – Intentando sonar casual.
- Sabes que sí. – Mirando sus pies con intensidad, evitaba mirarme. – Necesito hablar contigo en privado, Tony… ¿podrías?
- Ya está hecho, amorcito. – No quería que nadie más escuchase nuestra conversación, por lo que había congelado el tiempo a nuestro alrededor desde que apareció allí. – Puedes hablar con toda la libertad que quieras, sólo mis oídos escucharán tus palabras.
- Seguro que no necesitas que te diga entonces lo que voy a pedirte, ¿verdad? – Colocando de manera nerviosa el dobladillo de su pantalón. – Pero creo que sí necesito decirlo en voz alta… aunque sólo sea para mí. – Suspiró. Alzó la mirada y la fijó en mí. – Quiero que me ayudes a tener un hijo con Draco. – Soltó de una sentada.
- No soy muy bueno con esas cosas, puede que sea un druida, pero no puedo hacer que un vampiro vuelva a disponer de la habilidad de crear vida… - le repliqué, no iba a ponérselo fácil. Quería que fuese ella quien tomase la decisión por sí misma. – Estamos muertos, cariño, lo sabes perfectamente. Estamos muertos por dentro y sólo traemos la muerte a nuestro alrededor. Pronto tú también estarás muerta y no dispondrás de la chispa de la vida, pero eso ya lo has decidido hace tiempo y no es una sorpresa.
- No te hagas de rogar, Tony. Tampoco te me pongas místico, no es tu estilo. – Posando una mano en mi brazo. – Tú eres el único que puede ayudarme y lo sabes perfectamente. Draco estuvo vivo hace no mucho tiempo… necesito que me lleves junto a él en ese momento del pasado.
- Hermione, no puedes aparecerte frente al atolondrado de tu marido cuando su corazón aún latía y convencerlo de que te deje preñada. Si eso hubiese ocurrido, las cosas habrían sido diferentes entre vosotros desde mucho antes… - Sonriéndome. – Aquello que realizamos cuando vamos al pasado tiene consecuencias en el presente.
- Conozco perfectamente esa norma de los viajes en el tiempo, Tony, mucho antes de conocerte ya experimenté con las arenas del tiempo… Por eso sé que si tú me llevas y me ayudas, él no sabrá nada hasta que yo no se lo diga. Por favor… ayúdame. – Mirándome con esos ojos dorados que son capaces de llegar a ese diminuto punto de mi corazón que me impide negarle nada.

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Entre las sombras
RomanceDraco sufre un grave accidente y su única manera de salvarse es convertirse en un vampiro, de todos modos desea regresar a Hogwarts y terminar su último curso... pero lo va a tener muy difícil.