Clases

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Regulus vio el rostro del maestro de pociones quien le ordeno que lo siguiera, no desconfió, claramente quería hablar con el sobre el apodo que uso "El-Niño-que-Vivió" no lo hizo con malicia o pretendiendo algo sobre ese apodo, solo le pareció divertido. Intento hacer una broma como su hermano con el cuando era pequeño y cambiaba su nombre a "Regio", "Reguito", "Reginaldo", "Regulito", "Reggie", "Regulador", "El preferido", "El gran rey serpiente", "El león-escarbato" ,"El Rey leon-escarbato" y su favorito personal "Mi pequeño Rey"

Regulus nunca asumió a mal los apodos de su hermano, incluso había más del montón y algunos le gustaban, como el Pequeño Rey, era alusivo a su nombre, Regulus, el significado propio del nombre y lo que significaba para él, Sirius lo quería mucho. Aunque con los años se fueron distanciado, cada quien tomo su camino, Sirius fue por el camino de huir de casa, hacer su vida lo más distanciado de su legado familiar, el cometió el error de ir con los Mortifagos.

— Snape.

— Siéntate — exclamo señalando la silla frente al escritorio, mientras se sentaba en su sillón.

El de ojos grises se sentó, por un breve momento se sintió en la orientación vocacional que tuvo en quinto año, fue extraño, recordaba, porque su jefe de casa le pregunto sobre su futuro, y él le respondió acerca de que terminado la escuela no tenía mucho que elegir, como cabeza de la familia Black desde que Sirius había sido renegado el ocuparía ese puesto que ahora ocupaba Orión, tendría un puesto en el Wizengamot apenas se graduara, tendría que codearse con otros sangre pura, como Crouch o Malfoy, incluso ya estaba emparentado con la familia Malfoy y Lestrange por el casamiento de sus primas con los herederos de las familias, y en eso se resumía su futuro. Su jefe de casa le había dicho que debería ser un tanto más ambicioso y tener metas más allá, le elogio sobre sus habilidades de buscador, sobre sus habilidades con pociones y encantamientos, pero, lo evidente era que en la familia Black no se podía ambicionar mas allá, su madre había sido clara en eso.

— ¿Te enseñaron a lidiar con tu fama o es algo que adquiriste con el tiempo? — le pregunto mientras se cruzaba de brazos el pelinegro.

— ¿Qué fama? Yo no era famoso — respondió sin comprender.

— Claro que lo eras, te codeabas con la estirpe de la sangre pura, por ser un Black, y todo lo que conllevaba, fuiste un buscador longevo de la casa de Slytherin... ¿Cuántos EXTASIS obtuviste?

— Cinco con extraordinario, tres con Supera las expectativas y uno con Aceptable.

— Tuviste muy buenos resultados, pudiste llegar al ministerio.

— Tenia un asiento en el Wizengamot que tomaría cuando mi padre falleciera, por ser el varón de la familia Black — explico sin dar mucho detalle.

— ¿Ese asiento está disponible? — se preguntó dudoso.

— Si y no — respondió sin darle importancia. — Como mi estado es fallecido, el asiento paso a Sirius, quien era el original heredero del asiento de mi padre...pero está en Azkaban, el asiento está vacío, pero no puede usarse, salvo que Sirius muera...las leyes son estrictas en ese ámbito, si alguien es descubierto usando ese lugar, ira a Azkaban por usurpar un puesto que no le pertenece, el ministerio no puede delegar a alguien si el heredero aún está vivo, por más que este en Azkaban.

— Interesante — exclamo reclinándose sobre su asiento. Tras algunos momentos de silencio volvió a sentarse recto, mirando con severidad a quien tenía en frente como si de uno de sus tantos alumnos se tratara. — El señor Potter ya posee una fama instalada, Black, una fama con la que lidiara toda su vida.

— Pero es un niño pequeño.

— El niño que vivió, tú lo dijiste, yo no — le interrumpió. — Confió que, en base a tu historial, podrás enseñarle a que pueda lidiar, adecuadamente con esa fama.

El Nuevo BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora