Una historia y tres miradas

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El mes de febrero comenzó con un clima particularmente agradable, Hermione a comienzos del mes regreso a la torre de Gyffindor, sintiéndose libre de todo rastro de haber sido un gato por tanto tiempo, muy contento con su nuevo libro de Pociones. Y tan pronto entro a la torre fue recibida por Ron y Harry, quienes además de contarles sobre el diario, y que Arcturus Black había regalado escobas Nimbus 2000 a todo el equipo de Quidditch.

Hermione le hablo sobre lo poco que había encontrado acerca de quién era el tal Arcturus Black III, de quien había poca o casi nula información, como del resto de su familia, al parecer era descendiente de quien fue director de Hogwarts hasta 1925, cuando Armando Dippet asumió el cargo. Tal como su firma Arcturus Black había trabajado para el ministerio, llegando a director del departamento de regulación y control de criaturas mágicas, puesto que abandono en 1943, lo que se lamentó de no encontrar fue la razón de su orden de Merlín.

Aunque Arcturus Black termino por convertirse en un tema de menor cuestión, en cuanto Harry puso sobre la mesita ratones de la sala de Gryffindor el diario de Ryddle. Las hojas estaban en blanco, Hermione uso cuanto hechizo para revelar que sabía, pero nada paso, Ron desistió, aseguro que seguramente lo compro o se lo regalaron y jamás lo uso.

— Me gustaría saber... ¿Por qué gano el premio por Servicios Especiales? — se preguntó Harry al ver a Hermione desilusionada al notar la falta de cambios en el diario.

— Pudo ser por cualquier cosa, a lo mejor hizo como Percy y acumulo muchas matrículas de honor en Brujería o salvo a un profesor del calamar gigante...quizás asesino a Myrtle y se lo considero un gran servicio.

— No creo que asesinar a una estudiante sea un servicio — exclamo Harry pensativo —. Pero, el premio fue dado hace cincuenta años, y el diario tiene cincuenta años, y la cámara se abrió hace cincuenta años.

— Harry tiene razón — acoto Hermione emocionada —. Quizás T.S.Ryddle debió atrapar al heredero de Slytherin.

Con el pasar de los días el ánimo por Hogwarts mejoro considerablemente, Madame Pomfrey anuncio felizmente que las mandrágoras estaban cerca de la edad adulta, solo tenían que terminar su adolescencia, sus problemas con acné de planta y estarían listas para la poción. Saber esto alentó tanto a Filch por tener pronto de regreso a su lado a la señora Norris, como a Harry, quien quería hablar con Justin e intentar ser amigo de la señora Norris otra vez.

Gilderoy Lockhart no perdió oportunidad para llamar la atención, acreditándose el hecho que los ataques habían cesado, porque el o los culpables pensaron que serían atrapados por el propio Lockhart. Harry estaba seguro de una cosa, alguien debía callar a ese bufón, no podía tomar merito sobre algo de lo que nadie estaba seguro, si era verdad, los ataques habían cesado después del ataque de Justin y Nick Casi decapitado, pero claramente era porque se habían tomado medidas de alerta, para evitar futuros ataques.

El 14 de febrero pareció un día normal, común y corriente en el colegio de Magia y Hechicería hasta que todos los alumnos bajaron a desayunar, Lockhart había decorado todo con tonos rosáceos, corazón de papel caían desde el techo y hasta el estaba vestido haciendo juego con una túnica rosa brillante. Cada mesa estaba adornada también con motivos de san Valentín, hasta las copas habían sido cambiadas por unas en formas de corazón, al igual que los platos, y las cucharas.

Y el desayuno de esa mañana también fue alusivo, con chocolates en cada mesa, algunos con la forma de cada animal de cada casa, lo que a Harry si le gusto, también había chocolate caliente de color rosa, y panes con forma de corazón bañados en chocolate, Harry estaba seguro de una cosa, Lockhart debió engañar a los elfos para que hicieran todo eso, porque nunca cambiaran las recetas de Helga Hufflepuff por propia decisión.

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