Matrimonios

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La casa se sentía demasiado silenciosa, casi podía sentir sus pensamientos como un eco en la sala. La chimenea esta apaga, la poca luz que había entraba por las oscuras ventanas, y las luces de vela sobre su cabeza.

Sirius pensó que tendría que acostumbrarse a ese silencio, porque era probable que se quedara una larga temporada en aquella casa cuando su ahijado y su esposo fueran a Hogwarts a comenzar el ciclo escolar.

— No apresures conclusiones Black — exclamo el pelinegro cambiando de página del libro en sus manos —. No te dejare aquí sin supervisión.

— ¿Usaste la Legeremancia conmigo? — se preguntó indignado —. Deberías haberme pedido permiso.

— No soy Albus Dumbledore para usar la Legeremancia sin varita, sin usar el hechizo y sin verte a los ojos, Black — dijo girando los ojos —. Ser profesor de Hogwarts desde hace 13 años y jefe de casa de Slytherin me ha dado...un fortuito sentido para percibir ciertas intenciones en alumnos incompetentes o propensos a buscar problemas...como el señor Potter.

— ¿Me harás entrar a Hogwarts?

— Es seguro que las defensas de Hogwarts han sido reforzadas — cambio de página sin mirarlo —. Encontrare una falla en las defensas, lo hice cuando introduje al señor Potter y a tu hermano durante cuatro años, puedo hacerlo otra vez.

Sirius se reclino en el sofá con desgano, haciendo que este rechinara.

Había sido de común acuerdo entre ambos que a partir de ese verano el matrimonio había empezado y, aun si, Sirius se sentía casi un total ente sin razón de ser en aquella casa. Severus hasta hacia un par de semanas se la pasaba haciendo pociones para el inventario de la enfermería de Hogwarts, al parecer la demanda anual era mucha y Madame Pomfrey no podía hacerlas ella misma en Hogwarts debido a los tiempos. Después de redecorar la habitación de Harry, Sirius, ya no tuvo más que hacer, estaba encerrado en la casa, no podía salir a dar un paseo, si quiera en su forma de Canuto y la presencia de su hermano no ayudaba mucho.

— ¿Por qué no me dijiste que mi hermano estaba vivo? — pregunto tajante mirando al pocionero, quien seguía leyendo, su nueva rutina desde que había terminado con el inventario de pociones de Hogwarts.

— Nunca preguntaste.

— ¿Si te hubiera preguntado me hubieras dicho? — se preguntó.

— No tenía razón de ocultártelo Black.

— ¿Desde cuando conoce a Harry? — pregunto sin apartar la mirada —. Se Sinceró Snivellus ¿Qué tanto tiempo ha pasado con Harry? ¿Qué le ha enseñado?

Severus arqueo una ceja ante tanta pregunta, cerro el libro en sus manos antes de dejarlo a un lado y miro al frente, allí, el heredero de la familia Black lo miraba esperando una respuesta, esperando saber una verdad, que, aunque lo amargara, la escucharía.

— Desde el primero de agosto de 1986, la primera noche que rescate al señor Potter — respondió reclinándose contra el sofá —. Llegue a la casa de tus padres, él estaba en la cocina, al parecer a punto de beber otra botella de Whiskey de fuego, o comenzar con su rutina nocturna de bebida, no estoy seguro...estaba cuerdo, me reconoció inmediatamente, pero, para mi sorpresa no sabía quién era el señor Potter, tuve que iluminarlo.

— ¿Iluminarlo?

— Por lo que supe, tu hermano, después de fingir su muerte, estuvo vagando sin un rumbo fijo hasta la desaparición del señor Oscuro, cuando eso paso fue a la casa Black donde comenzó su encierro — comento —. Encierro que termino cuando llegué yo y lo convertí en niñero del señor Potter a tiempo completo, y educador para toda la escolaridad primaria... y sobre ¿Qué le ha enseñado? Todo lo que programe, según un extenso programa de cada materia que el señor Potter debía dominar hasta antes de llegar a Hogwarts y que supervise.

El Nuevo BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora