La carta

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Las vacaciones de verano estaban en su apogeo y con ello la casa Black se había llenado de Luz y sonido de nuevo. El niño de diez años, pronto a cumplir once, ocupaba la mayor parte de la casa para sus juegos, bajando desde el tercer piso, donde estaba su habitación y todos sus juguetes.

En el gran comedor, sentado en la punta de mesa, Severus Snape estaba leyendo sus libros de pociones, comenzando a preparar las clases con antelación para el siguiente año escolar, pero no se encontraba concentrado en ello. Se reclino sobre la silla preocupado, cinco años se cumplirían pronto, el cumpleaños de Harry estaba a la vuelta de la esquina, y eso lo alertaba.

El profeta jamás informo algo al respecto, por lo que nadie en el mundo mágico no sabía del paradero de Harry Potter desde la muerte de sus padres, en Hogwarts, durante el año escolar, los profesores estaban entusiasmados con la pronta llegada del niño, incluso muchos comenzaron a apostar sobre la casa donde se quedaría. Lo más llamativo era que Albus se mostraba también feliz de saber que Harry Potter comenzaría el año escolar, y Minerva Magonagall lo apoyaba.

Los escucho día a día, prestando atención, siempre a la espera de escuchar algo, pero nada escucho, era como si no se hubieran enterado o al menos no les había llegado la información de quien fuera el informante de que Harry Potter llevaba cinco años desde que dejo de vivir con sus tíos.

— Es una enorme negligencia de que ellos, quienes lo dejaron en esa casa, no estén enterados — recapacito llevando su mano a la barbilla.

— ¿Qué dices Snape? — le interrumpió Regulus, quien entro al comedor abriendo la puerta para darle más espacio a Harry en su juego.

— Dumbledore y Magonagall parecen ignorar que Harry no vive con sus tíos — dijo llevándose la mano a la barbilla.

— ¿Qué tan seguro estas?

— Estaban emocionados de que Harry comenzara Hogwarts este año, la profesora Sprout apostaba que iría a Hufflepuff por ser criado con una familia Muggle, Flitwich apuesta que ira a Ravenclaw.

— Es lo esperado.

— No obstante, es conocido que la profesora Magonagall manda las cartas automáticamente, las cartas detectan donde está el niño, tiene una pluma que las escribe y las manda por lechuza, la lista ya está hecha desde que los niños magos nacen – recapacito ante ese hecho.

— Entonces la carta llegara aquí.

— Eso es contraproducente — continúo mirando fijamente al último heredero Black—. ¿Qué hace un niño en una casa donde el ultimo habitante murió hace seis años? El ministerio no pasara esto por alto, después de todo, es El-Niño-Que-Vivió, sumado a eso la reputación de la casa Black y Harry Potter es un mestizo.

— Podrían pensar que alguien vive aquí, mi abuelo Arcturus III, mi abuela Melania, mi abuela Irma, mi tio cygnus con su esposa Druella y que ellos podrían haber mal influenciado a Harry— recapacito Regulus en vos alta.

— Y El-Niño-Que-Vivio, el héroe del mundo mágico, no puede estar a favor de la supremacía de los sangre pura.

— Creo que sé que sugieres — dijo mirando con enfado —. Pero ellos no tienen derecho, siquiera a dirigirle la palabra.

— Estaré con él, no permitiré una sola falta de respeto al señor Potter— exclamo tajante mirando con severidad.

Harry entro a la habitación con su camión de juguete, arrastrándolo con una carga en la parte de atrás, que eran cuatro osos de peluche de formas tan curiosas como diferentes, Harry sentó a cada oso en una silla y luego saco a otro en forma de pingüino —. Profesor León el menú de hoy son filetes con puré de calabaza, Profesora serpiente y Profesora Agüilla el menú de hoy incluye ricos ratones noruegos, profesor tejón tenemos hoy una ensalada de insectos con lombrices y miel.

El Nuevo BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora