Lo ultimo

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Aclaraciones: Lo escrito en cursiva es Pársel

Harry nunca dudo que la profesora McGonagall buscaría el modo ideal para castigarlo en base a cosas que no gustara hacer, y al parecer tardo un tiempo en poder dar con el castigo adecuado, no era novedad para todo el castillo que Harry no le temía al trabajo duro, le gustaba trabajar en los jardines, era un estudiante muy dedicado, dueño de mascotas muy educadas, de noble espíritu. La profesora sabía que no podía quitarle la escoba o suspenderlo del equipo de Quidditch, si querían ganar la copa que estaba próxima a comenzar, y con más razones al saber que todo el equipo de Slytherin estaba haciendo alarde de las escobas que Lucius Malfoy había comprado para todo el equipo.

La profesora rápidamente saco a conclusiones como castigarlo, no fue difícil, Harry se lo había hecho fácil, ya era reconocido en las pocas semanas que llevaba el ciclo escolar que Harry Potter no sentía ninguna clase de agrado por Gilderoy Lockhart, al punto que buscaba evitarlo. Llego como un mero comentario, el profesor Flitwich había hecho mención sobre la actitud de Potter rechazando hablar con Lockhart cuando este pedía verlo antes de clases, y lo mismo había pasado con la profesora Sprout, quien aseguraba Harry llamo a Lockhart un irrespetuoso.

Lockhart por lo contrario tomaba a broma la actitud de Harry con él, al punto que creía que era para no atraer tanto los reflectores así el, cuando claramente Harry quería ser el centro de atención. Aun así, el profesor de Defensas contra las artes oscuras no se rendía en su afán de acercarse a Harry para ser "El profesor del niño-que-vivió" y buscaba momentos para hablar con él, siendo evadido todas las veces.

McGonagall no estaba tan segura del castigo, pero Harry debía comprender sobre sus acciones, y el mejor castigo fue que estuviera castigado con Gilderoy Lockhart, quien se quejó sobre no tener tiempo para poder responder adecuadamente toda su correspondencia.

A las ocho en punto, después de la cena, Harry estuvo puntual en su castigo, deseando que el tiempo pasara lo más rápido posible, despidió a Ron antes, quien tenía que limpiar y pulir trofeos en la sala de trofeos a la manera Muggle con la supervisión de Filch, el celador.

— Harry, eres todo un escurridizo —dijo el profesor con su brillante sonrisa mientras le hacía un ademan para pasar a su despacho.

Harry nunca había entrado al despacho del profesor de Defensa contra las artes oscuras, el año anterior nunca quiso acercarse a Quirrell porque solo estar en clase le hacía doler su cicatriz. Y ver aquel anexo le hubiera parecido interesante, pero le daba más dolor de cabeza y deseos de salir de ahí, que quedarse.

Había fotografías y cuadros de Lockhart sonriendo por todos lados, los muebles de madera tenían un tono muy claro y brillante, y todas las sillas y sofás tenían almohadones de color lila con estrellas. Un mueble detrás de los escritorios tenia los libros de Lockhart, pero no estaban guardados, sino colocados de tal manera de ver las portadas de frente.

Sobre el escritorio que separo Lockhart para Harry había una pila de sobres, con pluma y tintero, y en otro escritorio, por mucho más grande, haba una pila enorme de fotografías firmadas. El trabajo de Harry fue sencillo, solo debía poner las direcciones en los sobres y pasarlos al profesor, quien les pondría una foto firmada adentro con alguna dedicación.

Harry supo porque el profesor quería hablar con él, al parecer quería escuchar su voz al mismo tiempo que quería darle consejos para manejar su fama, lo que le pareció un tanto inapropiado, con solo recordar como lo conoció en Flourish y Blotts, Lockhart buscaba siempre destacar y hacerse notar, era vanidoso, arrogante y narcisista, había que ser muy ingenuo para no notarlo, aun no entendía como las chica del colegio o alumnos como Justin Finch-Fletchley lo admiraban, como si fuera un valiente caballero. Escucho el monologo de "La fama es una amiga vanidosa", "serás celebre si te comportar como una persona celebre", le parecía que no tenía sentido y mucho menos quería manejar su fama como el-niño-que-vivo con lo que escuchaba.

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