La piedra Filosofal

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Un gran error, eso era lo que significaba para Regulus Arcturus Black haberse convertido en animago.

Todo había comenzando cuando la situación en casa se había vuelto terrible a sus ojos, las discusiones entre Sirius y Walburga eran el pan de cada día durante las vacaciones de verano. Orión nunca hacia nada, solo miraba, y el, el hermano menor, el hijo pequeño solo observaba las peleas, impotente de hacer algo.

Sirius siempre le gritaba a su madre sobre lo absurdo que era la supremacía de los sangre pura y como odiaba a la familia, Walburga siempre le repetía que debía estar orgulloso de su legado, de ser un Black, algo que Sirius parecía aborrecer. Orión, siempre estaba en silencio, permitía aquellos gritos, jamás interfería, algunas veces Sirius era castigado con una bofetada por insultar a su madre, otras veces se encerraba en su habitación, Regulus más de una vez sintió a su madre llorar después de las discusiones y su padre iba a calmarla, dejándolo solo en el enorme comedor.

Entonces las artes oscuras se volvieron atrayentes.

Comenzó como una búsqueda de consuelo, algo a lo que aferrarse. No podía aferrarse a Sirius, lo convertiría en un traidor a sus padres. No podía aferrarse a sus padres, lo convertiría en un traidor para Sirius.

Fue cuando cruzo por sus manos las noticias en El Profeta relacionadas al Lord Oscuro, cuando los Lestrange y Malfoy hablaron de manera tan excitados sobre el Lord en las reuniones familiares y fue cuando deseo ser un Mortifago para servir a la causa.

Él sabía perfectamente que no era un mago tan habilidoso como su hermano, un prodigio en trasformaciones como lo era su madre, un experto en la magia defensiva como padre.

No era como su abuelo Arcturus, un hombre con un gusto por las criaturas mágicas y hacer valer las leyes que regían sobre estas, como su abuela Melania una experta en sanación. No era como su abuelo Pollux un maniático de las leyes mágicas o como su abuela Irma, una experta en la manipulación.

No era como su tío Alphard, un Magizoologo que viajaba por el mundo, como su tío Cygnus, descrito por su madre como un idiota con la extraña habilidad para interpretar correctamente predicciones y profecías, o como su tía Druella, una experta duelista. No era como su tía Lucretia, una experta en Herbologia y mucho menos tendría tantas habilidades como el esposo de su tía, el tío Ignatius, un Auror.

Regulus solo era bueno para volar en escoba, y eso no sería suficiente para servir a la causa del Lord, debía ser más, y fue cuando por su mente cruzo ser un Animago.

Un año tardo en poder hacer la Poción de manera correcta, era complicado poder conseguir la Crisálida de Polilla esfinge de la muerte, y la hoja de Mandrágora. Logro encontrar un aula vacía, jamás usada para poder recoger el roció, fue difícil, perdió meses en ese primer intento. Tuvo que comenzar a cultivar una Mandrágora el mismo, sabía que tendría muchos errores de por medio y el robo de hojas de Mandrágora seguramente sería notado por la profesora Sprout.

El hechizo también fue complicado de aprender, en un principio se asustó al sentir los segundos latidos, varias veces tuvo que reiniciar los procedimientos por ello.

Se imaginaba que como Animago sería muy útil para el señor Oscuro, sin importar que clase de criatura se trasformara, sería un buen espía si era un animal pequeño o un animal de ataque si era algo grande. Noche tras noche se imaginaba como un animal distinto, no sabía en que se trasformaría, fuera lo que fuera lo aceptaría.

Fue cuando la situación en casa llego a un punto sin retorno, Sirius abandono el hogar, Walburga lo quemo del árbol familiar, el mensaje fue claro, si no estabas a favor de los Black serias repudiado. El ambiente en casa era hostil, la presión para enaltecer a la casa Black había recaído sobre él, esto solo le dio más ánimos para completar su transformación.

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