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Harry era, probablemente, uno de los pocos muchachos de doce años, casi trece, que odiaba las vacaciones de verano. Y no era por nada, sus parientes Los Dursley odiaban la magia y todo lo que tenía que ver con ella, a excepción de tía Petunia, ella aunque no le gustara la magia era más comprensiva, en cambio el tío Vernon odiaba la magia y todo lo que tuviera que ver con ella al punto de no solo ignorar su existencia, en cambio Dadle, a pesar de saber de la magia no tenía la mejor relación con Harry desde hacía al menos dos años y se comportaba de manera incivilizada al querer quitarle sus cosas a Harry, solo por querer tenerlas él.

Harry podía asegurar que estaba viviendo en medioevo, en una familia arcaica, salvo por tía Petunia, quienes no querían saber nada de la magia. Tan pronto llego a pasar vacaciones en casa de los Dursley tío Vernon había confiscado su baúl, con todas sus cosas dentro y lo dejo en el armario debajo de las escaleras con varios candados.

Pero una de las cosas que los Dursley no sabían era que la magia en menores de edad no estaba prohibida, sino limitada y Harry lo sabía, pero sus tíos y su primo no.

Cuando empezó primer año en Hogwarts, la escuela de magia y Hechicería mas grandiosa de toda gran Bretaña e Irlanda, su querido tío Regulus le había regalado un libro que no estaba en la lista de libros para el colegio, "Estatuto para magos menore...

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Cuando empezó primer año en Hogwarts, la escuela de magia y Hechicería mas grandiosa de toda gran Bretaña e Irlanda, su querido tío Regulus le había regalado un libro que no estaba en la lista de libros para el colegio, "Estatuto para magos menores de edad" y el autor era el mismísimo organismo redactor de leyes mágicas, el Ministerio de Magia de Gran Bretaña, avalado por el Departamento de Aplicación de la Ley Mágica y la Oficina del uso incorrecto de la magia.

El libro era claro con las restricciones, no podía recitar hechizos en presencia de Muggles, sí, pero tenía una lista de hechizos aptos, entre la lista estaba el encantamiento Lumus, el encantamiento Nox, y ese año se aumentaba a la lista los encantamientos de apertura y cerradura. Siempre y cuando los Dursley no lo vieran podría usarlos, como hizo cuando Tío Vernon fue a presumir a Petunia y a Dudley el nuevo auto que le había dado la compañía, aunque más parecía que quería presumirlo ante sus vecinos. Harry aprovecho ese momento para sacar algunos libros, su varita, pluma y pergamino, y gracias a su magia logro abrir y cerrar los candados sin ningún esfuerzo.

Además, el estatuto hablaba mucho sobre la magia accidental

Harry podía hacer uso de esa magia si podía controlarla, y el ministerio no podía decir nada al respecto, al ser magia que él no podía controlar según los estándares del ministerio, o al menos poder tener noción de ella y usarla para su beneficio, lo que decidió hacer desde que su tío Vernon encerró su baúl con todas sus cosas, incluida su ropa en el armario debajo de las escaleras. Según el estatuto la magia accidental era, como bien su nombre decía, accidental, y por tanto estaba permitida, solo necesitaba ayuda para poder usarla, sin ser detectado, claro estaba, después de todo era magia accidental.

Con ayuda de Hedwig contacto al único niño mago con la mentalidad maquiavélica para ese fin, Draco Malfoy, quien gustoso fue a la primera oportunidad que tuvo al callejón Diagon y compro un libro de Hechizos y contra hechizos, y Hechizos fáciles para Muggles tontos, esperando que Harry le escribiera que tal era hechizar a los Dursley.

El Nuevo BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora