Últimamente Sonia está aún más rara que de costumbre. Ya no me habla tanto pero no para de observarme en la distancia y la he pillado más de una vez haciéndome fotos mientras hago ejercicio en casa, cuando cocino o simplemente abstraído viendo alguna peli de acción. Cuando le pregunto qué hace simplemente se ríe y se pone colorada. Por dios, dime que yo no era así a su edad.Para colmo mi madre, la cual ha pasado siempre de meterse en mi vida privada, me ha preguntado ya un par de veces cosas del tipo "Val, ¿no te apetece conocer a alguien en serio?" O "Al Papá y a mí nos encanta tenerte en casa, pero quizá tú prefieras tener tu espacio personal".
Me están echando sutilmente de casa.Cuando Sonia chismorrea con ella sé que hablan de mí, pero no quiero parecer cotilla y hago como que no las oigo. Pero lo de hoy ya no tiene nombre, las he escuchado claramente reírse en la cocina entre comentarios algo subidos de tono. Sonia sigue con sus asiáticos y mi madre está haciendo... ¿una catalogación de tíos buenos?, ¿en serio, Mamá?
Me ven aparecer por el quicio de la puerta y se callan, cuando las miro con cara de pocos amigos no pueden evitar partirse de risa. ¡Serán capullas! Claramente están tramando algo contra mí. Me siento el juguete de la casa. De verdad que aquí no hay respeto ninguno por la intimidad de uno últimamente.
Cuando me acerco a ambas, se ponen nerviosas y Sonia intenta esconder su móvil tras su espalda. Pero yo soy más rápido y se lo quito de las manos, al girarlo espero encontrarme a algún coreano de esos imberbes y mi sorpresa es verme a mí mismo.
Voy pasando fotos, en todas salgo yo solo, jamás mirando a la cámara y todo sea dicho, salgo bastante bien cuando no pongo mi sonrisa forzada al oír el 'patata' del fotógrafo.
Espabila Valentín, me digo a mi mismo. Reacciono mirando la aplicación donde no paro de aparecer. Las fotos van pasando en transiciones de breves segundo, junto con canciones de amor de fondo y hashtags del tipo #español, #bisexual, #LGTBI, #buscandopareja y otras más heavys.
Me deben de notar la mala hostia que me está entrando. ¡Me están vendiendo como al ganado!
La una por la mierda de vena Yaoi que le ha entrado y la otra por darme la patada. ¿¡Pero con qué clase de personas vivo!?Le lanzo el móvil encima de la mesa y acto seguido salgo de casa con un portazo. Estás dos al final me la lían.
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Valentín
RomanceValentín pasa de la treintena cuando sus padres deciden que se marche de casa. Su hermana quiere buscarle novio y su mejor amigo acaba de romper con su pareja. Para él, un viaje inesperado le llevará a romper sus propios prejuicios y abrir su corazó...