86. Rama 2.

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Dicen que la evolución humana se ha ralentizado. El proceso mediante el cual los organismos sufren mutaciones genéticas, que cambian a las personas y a la naturaleza, hacía que los individuos que mejor se adaptaran a los cambios fueran los que sobrevivieran. Pero gracias a los avances tecnológicos y a la medicina moderna la selección natural no tiene cabida porque ya no sólo sobrevive el más fuerte.

Para la mayoría de personas se necesita un hecho que rompa todos sus esquemas para decidirse a cambiar. Pero de vez en cuando algún espécimen suelto se arriesga demasiado.

Wind estaba absolutamente convencido de que aquella noche sería un impasse en la vida de su hermano mayor, por lo que se propuso ofrecerle una alternativa de ocio y tiempo libre que fuera más bonita y tranquila.

"P'Khalan, cuando salga de clase pásame a buscar que quiero llevarte a un sitio estupendo", escribió a su Phi. Guardó el teléfono y entró en el aula de inglés.

Wind había averiguado que en Bangkok había al menos seis lugares donde poder tirar con arco. Tras llamar a unos cuantos se había decantado por el campo de tiro "Rama 2", en el distrito Bang Khun Thian, porque tiene un servicio de alquiler de arcos donde te enseñan a usarlos con clases sueltas.

 Tras llamar a unos cuantos se había decantado por el campo de tiro "Rama 2", en el distrito Bang Khun Thian, porque tiene un servicio de alquiler de arcos donde te enseñan a usarlos con clases sueltas

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Recordaba como en el orfanato Khalan siempre era el primero en pedirse el arco de juguete que tenían en la sala de juegos. Soñaba con lanzar flechas mientras montaba a caballo. 

De adulto nunca lo había vuelto a intentar.

- ¿Dónde me llevas, Wind?.

- Vamos a cumplirte un sueño.

Aquella tarde una monitora tuvo a ambos jóvenes practicando la postura correcta para poder lanzar. Les corregía cuando se encorvaban, si flexionaban el codo del arco, cuando no tenían las piernas separadas a la altura de las caderas o vertical al foam [1], si subían el hombro de flecha, etc.

- Relaja ese hombro, no te tenses - le decían a un Khalan totalmente entregado a la lección - la mano debe hacer un recorrido fluido desde la barbilla hasta la oreja cuando realices la suelta.

Si la directora de Children's Home les hubiera podido ver esa tarde... Ambos hermanos se reían, se emocionaban al ver cómo conseguían hacer diana aunque la flecha solo clavara en el negro, se burlaban del otro si le regañaban por soltar la cuerda antes de tiempo. Vivían.

Esos momentos que estaban compartiendo les recordó que la fraternidad no la regalan con el ADN.

Después de la lección Khalan se empeñó en invitar a su Nong a cenar su comida preferida. Estaban tan felices que el resto del mundo parecía muy ajeno a ellos ese día.

- Me gusta verte sonreír, Phi. Hacía mucho tiempo que no te veía así de feliz - "demasiado tiempo, de hecho", pensó el chico de las trenzas.

Khalan asintió con la cabeza y se llevó a la boca otra bola de arroz.

- Ahora que ya no estás con River, podemos ir de nuevo a tirar con los arcos juntos - le dijo de forma despreocupada Wind.

- ¿Quién dice que no estamos juntos? - signó extrañado el mayor de los dos.

"¿Qué?, ¿de qué está hablando?", pensó Wind. "Es imposible que pueda seguir con una persona que ha intentado abusar de él".

- River está arrepentido y me ha pedido disculpas - continuó diciendo Khalan.

- ¡No puedes perdonar algo así! - le gritó lleno de irá el chico más joven.

La gente que cenaba cerca de ellos no entendía qué estaba pasando porque sólo se escuchaba hablar a uno de los hermanos.

- No eres tú quien decide eso, Wind.

- ¿Por qué?, ¿por qué lo haces? - le preguntaba mientras masajeaba sus sienes con impotencia.

- Porque no quiero estar solo.


[1] Espuma con la que están elaborados los bastidores donde se colocan las dianas.

ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora