93. Prácticamente políglota.

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Para Valentín fue una conmoción verse otra vez en aquel apartamento. Nada en su contenido era de su propiedad y sin embargo cada mueble parecía darle la bienvenida de nuevo.

El cansancio y el estrés acumulado, unido a las emociones de ese primer día en Bangkok hicieron mella en él golpeándolo como un mazo. Khalan, sensible al estado un tanto lamentable que presentaba el hombre, le acerca una toalla y le indica que pase al baño.

Una ducha reponedora después sale de allí como nuevo, con una camiseta amplia y un pantalón corto que mostraba sus gruesas piernas llenas de pelo. El tailandés lo miraba recordando lo mucho que le había extrañado acariciar aquellas piernas fuertes, tan diferentes de las suyas.

- Pasa tú si quieres - le dice el español en esa mezcolanza de idiomas que había ido perfeccionando para hacerse entender - te espero en el sofá, ¿vale?

"¿Que me espera?", se preguntaba Khalan, "¿esperarme para qué?".

Mientras que se está desvistiendo le escucha trajinar por la casa y decirle - Has cambiado las dos camas por una grande... queda muy bien- Valentín habla para sí mismo, porque sabe que no recibirá respuesta alguna - ¡Ah!, y veo que llevaste tu cama individual a la habitación vacía, ahora la veo rara con muebles - sigue con su verborrea -imagino que te deshiciste de la mía hace tiempo...

Khalan escucha el discurso en tailandés apoyado sobre la puerta del servicio. No puede evitar sentir una punzada de dolor al recordar cómo se sacó de encima cada recuerdo que le evocara al hombre de ojos color chocolate.

Cuando el segundo termina de ducharse, regresa al salón y ve que el primero se ha quedado dormido sobre el sofá. Valora la posibilidad de llevarlo a la habitación de invitados, pero se da cuenta de que no podrá cargar con ese cuerpo tan pesado. Así que decide ponerle una manta por encima y luego va a prepararse un té caliente y se sienta sobre la alfombra, a los pies del sofá.

"¿Si me duermo mañana seguirá aquí?". Todo le parecía muy irreal para ser verdad, y le angustiaba pensar que si se dormía el sueño se acabaría con la llegada del alba.

Le miró dormir durante mucho tiempo. Se escuchaban pequeños ronquidos. No recordaba que Valentín roncase antes, pero supuso que estaba demasiado cansado. 

Finalmente Khalan cae rendido con la cabeza apoyada en el sofá.

...


- ¿Me puedes explicar a qué ha venido la reacción de Khalan al ver a ese farang?- pedía con urgencia River.

- ¡Ni me hables! - le responde Wind.

- Va, chicos, no os peléis - intenta mediar Sun, que desconoce los hechos que tienen a Wind tan cabreado.

- Sun, River sabe perfectamente por qué no tengo ningún interés en hablar con él, pero prefiere hacerse el imbécil - escupe Wind, mirando con cara de asco a su supuesto cuñado.

Procede a llamar a Khalan por décima vez, pero le vuelve a saltar el buzón de voz - Voy a ir a su casa - dice River.

- Si te acercas por allí, te juro que iré a la comisaría más cercana - le intimida Wind.

- ¿De qué hablas, Ai'Wind?- pregunta alucinado Sun.

Pero River sabe muy bien a lo que se refiere el chico de las trenzas - Me marcharé a casa, estoy cansado de ésto.

...


Valentín duerme hasta casi el medio día, el desfase horario le ha dejado roto. Pero se despierta al olor de la comida recién hecha. Khalan ha cocinado fideos con camarones.

- ¡Hum!, huele de maravilla- dice Valentín mientras olfatea el aire.

Cuando se sientan a comer no se le hace raro tomar eso recién levantado a pesar de que en España se suelen desayunar cosas dulces, como tostadas, galletas o bollería. Para él estar frente a Khalan es precisamente eso, recordar una bulliciosa ciudad, el té con leche, viajar en moto, los olores especiados...

Ambos están en silencio mientras comen, pero de vez en cuando levantan la vista de su plato y se encuentran con los ojos del contrario mirándolos. Apartan la vista enseguida y sonríen con vergüenza.

"Soy un hombre adulto, ¡compórtate!" se repiten cada uno para sus adentros.

Se han sentado a ver una película de superhéroes. Khalan no cree que Valentín vaya a entender nada sin subtítulos y se pone a hurgar en el mando a distancia hasta encontrarlos, pero no hay en español, solamente en otras lenguas asiáticas o en inglés.

- No los necesito- puedo entender la película sin ellos - se jacta Valentín - bueno, más o menos - dice frotándose el cabello al ver la cara de incredulidad del chico más joven.

- ¿Los dejo en inglés?- le signa Khalan

- Está bien, he mejorado mi inglés un poco - le responde en lengua de signos también.

Lo cierto es que desde que Khalan ha visto hablar a Valentín está totalmente impresionado de ver cómo en menos de año y medio ese hombre era prácticamente políglota. Lo del inglés tenía un pase, pero ¡era alucinante lo mucho que había mejorado su tailandés!

Valentín cree adivinar en lo que está pensando aquel dulce chico y le responde signando - Con las manos no soy muy bueno todavía, no tengo a nadie con quien practicar allí - Bastante  presionaba ya a la cocinera con el tailandés. 

El resto de la tarde transcurre de manera tranquila, se dedican a ver la película mientras comen aperitivos, no muy sanos que digamos, hasta que llaman a la puerta de la vivienda.

El dueño se acerca a abrir pensando que sería algún vecino quejándose de lo alta que tienen la televisión, pero a quien se encuentra de frente es a River.

ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora