88. C'est la vie.

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"Este hombre..." se dice Álvaro cuando cuelga la breve llamada de Valentín.

Le da un poco de cosa pensar cómo se tomarán los padres de Val que su hijo se ponga de novio con un pequeño tailandés que parece una mujer, es sordo y vive a 10.000 kilómetros. Ya ni piensa en cómo reaccionarían si supieran por qué se despidieron esos dos.

"¿Será que estoy empujando a Val a la boca del lobo?"

Que no hayan tenido noticias de Khalan en casi año y medio no sabía si eran buenas o malas noticias. Por un lado si el asiático hubiera seguido con su persecución obsesionada hubiera sido un claro ejemplo de red flag [1], pero el hecho de que no hayan sabido absolutamente nada de él no sabía si era porque había pasado página respecto a su amigo o porque estaba tan avergonzado de su comportamiento que había decidido dejar en paz a Valentín.

Estaba tan agobiado y le daba tanto miedo que se planteó seriamente viajar con él para no dejarle sólo. Pero no tenía vacaciones hasta Navidad.

"¿Estás seguro de lo que vas a hacer?", escribió un mensaje a su amigo.

"Pues no del todo, jajaja, pero c'est la vie" [2].

Valentín dejó todo preparado. Le pidió a su encargada que asumiera el control del Chao Phraya durante la siguiente semana, les explicó a sus padres que se marchaba de vacaciones a conocer a un chico maravilloso al que hacía tiempo que había conocido por internet, y a su grupo de amigos les avisó de que estaría fuera durante seis días y que si tardaba más de eso en volver llamaran a la policía.

Obviamente los chicos se habían reído y le habían dicho que disfrutara de sus vacaciones. Todos menos Álvaro, que se acercó discretamente a él y le susurró - ¡No bromees con eso, tío!.

Dos días después volvía a hacer el mismo trayecto que había hecho el año anterior, únicamente que esta vez iba solo y nadie le recogería en el aeropuerto.

...


Valentín recuerda lo que Wind estaba estudiando, traducción en la Cámara de Comercio de la facultad de Humanidades, "Pla ti ho kankhá kná mnusityasat", se iba repitiendo para sus adentros.

Así que cuando llega a la capital tailandesa lo primero que hace es coger un taxi y decirle al conductor - "Pla ti ho kankhá kná mnusityasat".

Una vez en su universidad no sabe a dónde debe acudir. Si la primera vez que viajó a Tailandia le asombró que todos los hombres llevaran el mismo corte de pelo, ahora lo que le llama la atención es que siendo estudiantes universitarios lleven uniformes. Le parecían todos iguales. En España en prácticamente ninguna institución educativa se usaban, tan sólo en centros concertados o privados, y desde luego nunca una vez que eres mayor de edad.

Decidió que si en algo se debían de parecer las vidas universitarias del mundo entero sería en pasar el rato en la cafetería. Y no se equivocaba, a lo lejos pudo distinguir fácilmente a Wind, era el único chico con dos trenzas de raíz en la sien derecha atadas en una larga cola de caballo, aún más larga de lo que él recordaba.



[1] Aunque la traducción literal al español sería "bandera roja", se refiere al contexto de "por ahí no paso", ante situaciones en pareja cargadas de comportamientos abusivos y tóxicos, de quienes sobrepasan los límites establecidos previamente.

[2] Del francés, así es la vida.

ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora