Khalan no tenía intención ninguna de parar absolutamente nada, tantas veces hubiera querido tener a ese hombre desnudo en esta cama que ya podría caer un meteorito que no pensaba dejarle escapar.
En su perversa mente habían pasado infinidad de imágenes obscenas de Valentín desde que le conoció por Tiktok, quería poseerlo tanto como ser poseído, ansiaba poder atar a ese hombre a la cama para que no se volviera a marchar y una tensión insoportable se acumulaba en su mandíbula esperando para morder esa carne.
Pero le da miedo lo que su amante pueda llegar a pensar de él, ya huyó una vez de sus brazos, así que tendrá que ser bueno en esta ocasión.
Decide que comenzará por algo que sabe perfectamente que le va a gustar a Valentín, y se esconde entre las piernas de éste para empezar a lamer la pequeña hendidura en la punta de su pene. Con pequeños sorbos del glande consigue la reacción que tanto ansía ver. Valentín arquea su espalda - ¡hum!- le escucha gemir en su garganta. Es el momento de llevarse todo dentro de su boca.
Después de varios movimientos certeros por parte del tailandés se escapa ese líquido preseminal que sabe amargo y dulce a la vez. Khalan levanta la vista y se encuentra con la cara de Valentín mirándole intensamente mientras que respira con dificultad. Recoge con dos dedos ese fluido semitransparente y lo lleva hasta el trasero de su hombre.
- Aprendes rápido tú - comenta divertido Valentín, mientras que le acerca un preservativo de su cartera - Así nos protegemos ambos - le guiña un ojo.
Por todo respuesta esa persona especial se inclina para besarle, y coloca sus brazos por debajo de sus axilas sujetándole la nuca con ambas manos, ¡le encanta escuchar los sutiles sonidos que hace para él!
Se enciende de tal forma el deseo en ambos que en cuestión de segundos Khalan ha sujetado las caderas de Valentín elevando su pelvis en el aire, mientras éste echa la cabeza para atrás sosteniendo gran parte de su peso con las manos sobre la cama.
Con cada impulso de su cadera el movimiento dentro de él se hace más intenso y placentero.
Sintiendo cómo está siendo rozada su próstata un lamento se escapa de la boca del hombre más grande - ¡Ahí, ahí!- le dice en español. Y ahí continúa bajo sus órdenes.
Khalan le tumba de nuevo sujeta las rodillas del otro con sus manos y separándole las piernas realiza varios movimientos más superficiales y rápidos.
En la habitación sólo se oye cómo se aplastan unos muslos delgados contra un cuerpo más grande y a alguien ahogando un grito al escuchar el placer del otro.
- ¡Joder, no pares, no pa... ah, ah!- jadea de nuevo.
Pero Khalan ralentiza sus embestidas para rozar la lengua de su amante con la suya y en un arrebato de lujuria sorbe ese pequeño músculo como si estuviera haciéndole una felación.
Sonidos obscenos inundan sus oídos.
"Joder niño, ¡quién diría lo que escondes detrás de tanta dulzura!" y los muelles de esa gran cama es lo que escucha dentro de su cerebro Valentín.
Para Khalan, sentir la respiración del otro pegada a su cara le nubla la conciencia, que no llega a entender cómo se puede sentir tan bien penetrando a esa persona.
Ahora Valentín le indica que se separe un momento, necesita respirar o acabará por asfixiarse. Aprovecha el descanso para girar sobre sí mismo, se arrodilla de espaldas al tailandés separando mucho las piernas para descender su pelvis. Se inclina sobre el cabecero de la cama y le invita a continuar.
Khalan le besa la espalda, chupándole en cada costado hasta que deja pequeñas marcas rojas por doquier. Y arremete de nuevo entre sus nalgas. No hay más descanso para el español.
En el tiempo en que Asia conquista Europa, Khalan se siente como un Gengis Kan [1] moderno.
Los jadeos secos de Valentín le devuelven a la realidad y se entremezclan con su respiración cada vez más pesada. Los gritos ahogados de su amante le están volviendo loco.
¡El tailandés podría morir de felicidad en ese mismo instante!.
Necesita mirarle, así que chasquea los dedos para llamar su atención. Éste se gira para mirarle un poco asustado, temiendo que algo malo estuviera sucediendo con su pequeño amor, pero lo que consigue a cambio es volver a ser besado. Y un gemido se escucha en la garganta del hombre castaño.
Khalan puede ser menudo, pero quiere retener a ese hombre. Desea seguir ensartándole una y mil veces más, así que lo acomoda boca arriba y pone sus tobillos sobre sus propios hombros mientras él se coloca en cuatro. Le mira con intensidad a los ojos color chocolate, que le devuelven puro amor.
Se muerde el labio al contemplar esa cara acalorada y brillante por el sudor. Valentín aprovecha para atraerle hacia sí mismo y lamer la punta de la nariz del imberbe tailandesito.
Siente todo su ser presionado por ese ligero cuerpo, que incluso siendo pequeño se mueve con una intensidad inexplicable.
Valentín no tiene muy claro si dejará que Khalan sea el pasivo en el futuro, está fascinado con la habilidad de ese amante sin experiencia que parece totalmente entregado al rol que le han "impuesto" esta noche.
[1] El conquistador mongol del siglo XII unificó las tribus nómadas del norte de Asia y fundó el primer Imperio mongol, que acabaría siendo la superpotencia contigua más extensa de la historia: llegando a unir China, Turquía, Turkestán, Irán, Irak y parte de Rusia. Además, fue un gran semental y era conocido por tratar a cada una de sus mujeres (36 en total) con infinito respeto, ternura y consideración. Al parecer uno de cada 200 hombres vivos hoy en día es considerado heredero de Gengis Kan. Aunque en realidad nunca llegó a conquistar lo que hoy es España, ¡pero qué iba a saber Khalan sobre eso!. Los demás, ¿podemos volver a respirar de nuevo?
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Valentín
RomanceValentín pasa de la treintena cuando sus padres deciden que se marche de casa. Su hermana quiere buscarle novio y su mejor amigo acaba de romper con su pareja. Para él, un viaje inesperado le llevará a romper sus propios prejuicios y abrir su corazó...