Valentín

2. Ve al grano, Quique

Álvaro y Quique llevan tantos años saliendo juntos que lo de casarse, ahora que todos pasamos de los 30, parecía el paso más lógico. A los demás nos da un poco igual lo que hagan, si son felices que pasen por el registro, y puesto que llevamos un año de mierda una fiesta nos viene genial a todos. Pero no, se ve que Quique se lo está pensando... No sé qué cree que vaya a cambiar si llevan viviendo juntos una eternidad y hasta tienen dos gatos con nombres súper gais.

Un día me pide quedar después del trabajo, a esa hora en que los bares ya están cerrados, así que simplemente nos sentamos en un banco y pillo algunas cosas del Mercadona para cenar.

Le noto nervioso, quizá porque la situación es un tanto extraña. No hemos quedado juntos jamás, entre otras cosas porque el que es amigo de toda la vida es Álvaro y de alguna forma veo a Quique como la 'pareja de...'

No sé porqué me ha llamado y no me hace especial ilusión estar quedando con él a espaldas de Álvaro, pero me ha dado cosa escuchar su voz cuando me ha dicho que necesita mi ayuda. Y ahora tengo curiosidad.

Noto a Quique nervioso, empieza a hablar del CoVid, de porque vuelve a hacer frío si ya estamos a finales de marzo, y de que está hasta las narices de que las marujas le revuelvan toda la ropa en el Zara donde trabaja...

Él y Álvaro son un cliché gay, siempre a la última moda, obsesionados con la belleza, el peso y para colmo currando en tiendas de ropa femenina. No tengo mucho que ver con ellos, pero quiero con locura al cabrón de Álvaro, que lleva en mi vida más años que mi propia hermana.

Debo de estar muy abstraído en mis pensamientos porque Quique me increpa que no le estoy escuchando. Reacciono mal, estoy cansado después del turno y quiero irme a casa.

- Ve al grano, Quique- le digo molesto.
-Quiero dejar a Álvaro-