No suelo leer novelas de amor, ni siquiera veo películas románticas, porque todo me parece tan falso que me dan ganas de pegarle dos guantazos a quien las haya creado.
¿Qué es eso de enemies to lovers [1]?, ¿en serio?, ¡quién en su sano juicio se enamoraría de alguien que te estuviera haciendo la vida imposible!
¿Y qué hay de aquello de enamorarse de un superior, ya sea un jefe, un profesor, un terapeuta o cualquiera con un estatus por encima al tuyo?, vaya sensación de inferioridad te debe de crear eso constantemente. Y si encima tu enamorado es alguien al que le debes, sólo se creará una relación de dependencia emocional.
Tampoco entiendo el tipo de amor entre mejores amigos. Si es amigo, no es amante. A no ser que quieras cargarte esa amistad de por vida.
Pero lo que sí que creo es que el amor no entiende de género, de etnia, de nacionalidad, de religión o de edad. Tampoco de distancia, de circunstancias familiares o de problemas económicos. Aunque admito que todos estos factores pueden joderte o beneficiarte.
Me paso la noche haciendo compilación de factores que favorecen mi relación con Valentín y factores que la joden:
Por un lado, ambos somos hombres, uno gay y otro bisexual. Todo bien aquí.
También pertenecemos a la misma generación. De acuerdo yo no seré millennials [2] pero los cortes sociológicos de generaciones duran unos 20 años, así que la diferencia de edad de 9 resulta insignificante. O eso quiero creer.
Existe una atracción física, eso no me lo va a negar nadie. Incluso ya me había echado el ojo cuando se pensaba era mujer.
La familia no creo que sea un problema, yo no tengo y la suya sabe que le gustan los hombres, incluso fue su hermana quien me escogió como cuñado.
Pero, por el otro lado, contamos con la desventaja de vivir a casi 10.000 kilómetros de distancia el uno del otro.
El idioma era una barrera en consideración hasta que el desmemoriado empezó a ver dibujos en tailandés y a aprender a hablarme en lengua de signos. Así que pondré el idioma en mitad de la balanza por ahora.
Según Wind, el peor de los obstáculos para nuestra relación es mi afán por retener a mi lado a Valentín. Tampoco es que lo comprenda del todo, bajo mi punto de vista cualquier persona enamorada intentaría hacer lo mismo que he hecho yo, ¿no?. Pero temo que Valentín no lo vea con mis ojos.
Entonces... Quedamos en que lo de pertenecer a continentes distintos no suma, no poder hablar fluidamente el idioma del otro dificulta pero no impide, y poder parecer un psicópata secuestrador vendría a ser el mayor de los problemas.
Cuando creo que he reorganizado todos los factores posibles, salta otro desde el fondo de mi cerebro. ¿Y si no está enamorado de ti?
¡La puta madre! quién me manda pensar tanto.
Pues si no está enamorado de mí, todo lo demás dará igual, escogerá el billete y se marchará para no volver. Y yo... yo ni sé qué será de mí. Pero morir no me voy a morir de amor, eso lo tengo claro.
[1] De enemigos a amantes, pasar del odio al amor.
[2] También conocida como Generación Y. Son los nacidos entre la década de 1980 y 1990, más concretamente entre 1981 y 1993.
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Valentín
RomansaValentín pasa de la treintena cuando sus padres deciden que se marche de casa. Su hermana quiere buscarle novio y su mejor amigo acaba de romper con su pareja. Para él, un viaje inesperado le llevará a romper sus propios prejuicios y abrir su corazó...