11. La tapadera tiene su propia condición.

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-¿Qué, te gusta lo que ves?- Me acababa de decir Álvaro.

- Perdona, tío, estaba en mi mundo- le miento.
- Entonces, ¿cuándo tienes pensado ir a ver pisos?
- No voy a mudarme, bueno no de la forma en que piensas.
-...-

Para la segunda parte del plan necesito su ayuda. He decidido salir de casa de mis padres pero no para pillarme un piso, o por lo menos no por ahora. Voy a usar la pasta para viajar. Pero le necesito de tapadera ya que tengo que aparentar una mudanza y el apartamento de Álvaro se ha quedado medio vacío desde que se marchó Quique.

- No, no, no. Tus padres siempre han sido súper cariñosos conmigo, y no quiero mentirles.
- Tan cariñosos que creo que te quieren más a ti que a mí.
- Obvio.

Discutimos unos minutos sobre el amor fraternal que me ha robado a lo largo de los años con esa carita de niño bueno y esos modales ingleses que no sé nada dónde ha sacado teniendo en cuenta que sus padres son de Cuenca. Pero sé que me dirá que sí, porque yo siempre consigo lo que quiero y el no saber decir que no a nadie.

Pues por confiado, por listillo, Álvaro decide revelárseme justo hoy. Y me salta con una condición para ayudarme.

- Si quieres que sea tu tapadera y usar mi casa de trastero tienes que llevarme contigo.

ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora